Fuertes señales de focos rojos en México.-

520
0
PrevencionEmbarazo
Lactanciapornostros4
Capturadepantalla2023-02-13alas213814
Capturadepantalla2023-02-13alas214531
Capturadepantalla2022-09-12alas043937
Capturadepantalla2023-02-13alas215907
Capturadepantalla2023-02-13alas220711
previous arrow
next arrow
Bernardo Elenes Habas

Fuertes señales de focos rojos en México.- En forma muy acelerada se configura un temporal de problemas graves que no se atienden de fondo.- AMLO no debe permitir que el país se desmorone por caprichos: alienta una caldera con culpa exclusiva y generalizada a los “conservadores”, que algún día podría reventar…

Bernardo Elenes Habas

Grave y preocupante, lo que ocurre en el país.

Los hechos se muestran día a día, con un sentimiento de hartazgo por parte de familias, grupos campesinos, sectores productivos, indígenas de arraigo milenario en sus territorios sagrados.

El presidente Andrés Manuel López Obrador puede, aún, si se lo propone, desmontar del potro de sus sueños de caudillo. Dejar de sentirse protagonista de pasajes históricos heredados por Juárez, Madero, Cárdenas.

Lo ha dicho sin recato. Quiere que lo recuerden en tiempos por venir, a la altura de esos próceres que hicieron Patria. Él también quiere hacerla, pero no acierta a conjugar la unidad de todos los mexicanos, y está destruyendo el alma nacional, dividiéndola, enfermándola de odio.

Las aferradas y lentas visiones con las que enfrenta la realidad vertiginosa que debería estar experimentando la nación, no le alcanzan para la construcción de su sueño tendiente a convertirse en el nuevo apóstol transformador de la Patria de Juárez.

El presidente está permitiendo que el país se le deshaga en las manos. Que muy rápidamente se den las condiciones objetivas y subjetivas para que los ánimos se incendien. Para que la gente se decida a actuar, a ponerse de pie en contra de lo que le daña, le provoca desgastes, la hace sentirse humillada, golpeada en sus valores sociales, en sus derechos humanos, en su sentido de pertenencia y raigambre comunitaria. En sus anhelos de libertad.

Una fracción de la Confederación Nacional de Gobernadores (Conago), dejó fracturado ese organismo republicano, cansados de asumirse solamente como comparsas de los caprichos de la Cuarta Transformación. Decidieron, con actitud férrea, organizarse en forma independiente para reclamar no súplicas ni dádivas, sino actos de justicia sobre lo que les corresponde a sus entidades, a sus representados, en el reparto de los bienes hacendarios de la nación. Pero ese atrevimiento está siendo reprimido fuertemente desde Palacio Nacional.

La tribu yaqui mantiene una inquebrantable actitud de lucha, ante un Plan de Justicia para la etnia, que carece de raíces y que flota como metáfora, reventando en algo que repudian los yoremes: promesas.

En Chihuahua, se desbordaron los ánimos ante la pretendida entrega por parte del Gobierno Federal, del agua de la presa La Boquilla a Estados Unidos, lo que desató la violencia en esa entidad.

Las mujeres, levantan históricamente su voz, enfrentando el poderío, la indiferencia y el machismo gubernamental, sin lograr hasta el momento lo único que buscan: Justicia.

Lo anterior, sólo por citar cuatro focos preocupantes. A los que se suman muchos más en el territorio nacional, con marchas, plantones, reclamos de soluciones de fondo, no de ocurrencias ni de acusaciones sesgadas para evitar el debate inteligente de las ideas, endilgando la fuente de todos los problemas pasados y presentes, a los “conservadores”.

En política –afirmaba el legendario ideólogo, Jesús Reyes Heroles-, lo que es forma es fondo; es decir, lo que parece es. Y en el México de estos días, se percibe ante el devenir político, social, económico, que el país se derrumba, como consecuencia del tsunami de 2018, cuyos efectos negativos no cesan, cuando debió ser el caudal natural para el crecimiento nacional ante sus habitantes y ante el mundo…

Ese tsunami podría alcanzar, algún día, sus fronteras más dimensionales, para luego regresar, inexorable, a barrer la basura sembrada…

Así nacen las revoluciones.

Le saludo, lector.

Comentarios