Borrada para siempre, la vieja escuela Dworak.-

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Borrada para siempre, la vieja escuela Dworak.- Sus 74 años de vida fueron derrumbados en julio del 2018.- Acabaron con un referente histórico y ya no fue reconstruida, como sí sucedió con otros planteles.- El espacio donde se erigía luce baldío, cuando visionariamente podría proyectarse un Centro Cultural y Museo.- Muchas generaciones de cajemenses pasaron por sus aulas.

Bernardo Elenes Habas

Narré esos hechos de los que fui testigo, hace tres años.

Vi los golpes mortales contra el viejo edificio de la primaria Fernando F. Dworak, convirtiéndolo en un cerro de escombros que luego fueron recogidos, quedando el área baldía, sin que restituyeran nuevas aulas, como sí sucedió con otras escuelas. La Carlos M. Calleja, la Secundaria José Rafael Campoy, por ejemplo.

Esta es la crónica:

Eran las 8:30 de la mañana del lunes 23 de julio de 2018. La pesada máquina demoledora color amarillo, había descendido ya de la plataforma rodante que la situó a la entrada del patio de la escuela primaria Fernando F. Dworak, por las calles Coahuila y Zaragoza, de Ciudad Obregón.

Avanzó lentamente con su brazo articulado en todo lo alto, amenazante, acercándose al edificio escolar, nacido en 1944.

Luego, descargó, con furia, el primer golpe sobre la terraza al poniente del plantel, sacudiendo las raíces históricas de la ciudad, comenzando a caer la estructura de una legendaria escuela que era parte del paisaje urbano, con sus 74 años de vida.

Entre el polvo y el estruendo, alguien de los testigos del proceso de demolición, recordó a antiguos maestros que fueron parte de la trayectoria ahora rota, de la Fernando F. Dworak, como Enrique L. Peña, Socorro Arce, Paulita Nakato, Aurora Búsani, Filiberta Corral, Mario Larrañaga, Ramón Balmaceda…

Los sismos del 19 de enero y 29 de marzo de 2018, destruyeron con sus efectos inevitables, parte de la historia de la ciudad.

Curiosamente, esos movimientos telúricos sólo dejaron secuelas en viejos edificios escolares, sin cimentación consistente –se dijo-, solo piedra unida con cemento, como las escuelas secundaria José Rafael Campoy, primarias Recursos Hidráulicos, Presidente Alemán, y la Dworak. Pero no en otras construcciones antiguas, que aún lucen con vida, como el legendario edificio del que fuera Hotel Tecate…

De acuerdo a declaraciones vertidas, durante esos días, por funcionarios de la Secretaría de Educación y Cultura (SEC), y del Instituto Sonorense de Infraestructura Educativa (ISIE), la determinación encaminada a demoler los edificios dañados, se tomó porque primero es la integridad física de los alumnos.

Las autoridades lo expresaron en su momento, sabedoras de que con la destrucción de los planteles estaban, también, desapareciendo testimonios vivos de la historia urbana, pero siempre teniendo como prioridad la vida humana, en este caso de alumnos y personal docente que no podían ser expuestos al peligro, ante la incertidumbre de otro movimiento telúrico.

Se esperó, para iniciar la demolición de planteles escolares, la conclusión del año escolar, aprovechando el periodo de vacaciones para proceder con los trabajos, como se cumplió cabalmente.

En algunas escuelas no toda sus áreas de construcción fueron arrasadas, dejándose en pie aulas y espacios construidos bajo técnicas modernas, que, al decir de los evaluadores no presentaban daño alguno.

Lo cierto es que el amplio lugar que en otros años se vio lleno de algarabía y sueños de superación de varias generaciones de cajemenses junto con sus maestros, hoy luce desolado, a pesar de que se trata de un sitio céntrico, donde bien podría renacer la semilla del arte, la cultura, para que los referentes históricos de la ciudad no mueran del todo.

Quizás algún día, cuando autoridades visionarias que valoren la inversión de mantener con vida la raigambre de Cajeme, abra sus puertas en este lugar hoy abandonado, no una fría franquicia comercial, sino un museo, un centro cultural, un semillero de talentos que demuestre que en el Valle del Yaqui no solamente se siembra trigo y política, sino vida, canción, poesía, teatro, música, historia que rescate las voces, las imágenes, los recuerdos de quienes construyeron con sus manos, este pueblo…

Le saludo, lector

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