Lamarque, al rescate de Cajeme.-

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Lamarque, al rescate de Cajeme.- Lo hace por segunda ocasión y se convierte en el Alcalde número 54 en el devenir cívico del Municipio.- Su desempeño en el trienio 1997-2000, fue avalado por las familias, las que confían de nuevo en él, porque tienen la certeza que sabe cómo hacerlo.

Bernardo Elenes Habas

Hoy asume la conducción de Cajeme, Javier Lamarque Cano.

Lo hace por segunda ocasión en el devenir cívico del Municipio, ya que se desempeñó en el trienio 1997-2000 como un buen presidente municipal, de acuerdo a testimonios ciudadanos y de diferentes sectores de la comunidad, que a estas alturas le refrendan su confianza.

Es verdad, estuve ahí como reportero para escribir la historia, hace 24 años. Tiempo en que fue postulado por un partido de izquierda, del que fue uno de sus fundadores, el PRD, rompiendo la hegemonía priísta a la que sólo había cimbrado en las últimas décadas, Adalberto Rosas López en 1979 con un histórico triunfo en las urnas. Y aunque el perfil social y humano de Adalberto estaba forjado en las corrientes populares y democráticas (sobrino del legendario Machi López), fue el PAN, instituto que lo apoyó para la consumación de esa hazaña. Después, lo desconocería y le cerraría todos los caminos de crecimiento en su horizonte político…

Lamarque Cano, el hijo de la colonia Ladrillera donde está su raigambre de cajemense, llega ahora sin menoscabo de su formación humana e ideológica, apoyado por otro partido progresista, al que también ayudó a darle esperma y óvulo para su nacimiento en Sonora: Morena.

Era joven –apenas rebasaba los 40 años-, cuando fue alcalde por primera vez. Y con sus convicciones y su formación académica e ideológica, supo darle fortaleza y progreso al Municipio, entrando con el respaldo y los votos de la ciudadanía por la puerta principal de Palacio. Espacio por donde salió con la frente en alto en el 2000, sin reclamos, sin señalamientos, llevando como medallas el reconocimiento de la gente.

Hoy, con la madurez lograda en su carrera política, se muestra dispuesto a seguir construyendo, a rescatar a Cajeme del abandono, del deterioro, de la inseguridad, para abrir los puntos cardinales del progreso que inexplicablemente se cerraron. A demostrar que por encima del discurso, está la acción decidida y frontal. Que es más valioso el sacrificio que se hace para lograr bienestar, salud, inversión, empleos, justicia y paz para las familias, que aprovecharse en lo individual para abrir caminos políticos futuros y personales.

Y es, precisamente, lo que las familias quieren. Se lo dijeron en campaña, mirándolo a los ojos. Que jamás debe pasar por alto un servidor público la memoria histórica del pueblo, quien nunca olvida las simulaciones, el oropel del discurso, los fuegos artificiales con que se pretende esconder la realidad que se vive.

Hoy llega Javier Lamarque Cano a reconstruir, de entrada, la casa común que se llama Cajeme.

Tomará el mando con firmeza. La gente confía en él, porque ya condujo la comunidad por tres años sufriendo muchas cosas en contra. No obstante, le dio rumbo cierto.

Sabe cómo hacerlo. Más ahora que tiene los astros alineados.

Le saludo, lector.

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