Poema de domingo.- Testimonios del ayer, recorren la memoria de los viejos. Cuentan que en Cajeme, su cabecera, en las décadas de los años 1940, 1950, durante los veranos, las familias podían dormir tranquilamente en los patios de sus casas…Solamente se sobresaltaban cuando el relámpago de oriente reventaba en inesperadas gotas de lluvia que se convertían en aguacero… El tejido social era sano, no lo rebasaban ambiciones enfermizas y crueldades extremas, cuentan… Hoy, los remanentes de esas generaciones que exhalaban olor rural a batamote y vinorama y veían el vuelo prodigioso de las aves cruzando el cielo rumbo al Valle, cuentan que atreverse a caminar de noche por las calles, es exponerse a que los devoren las sombras y la barbarie de los siglos…Cuentan…
Bernardo Elenes Habas
Cuando amanece,
busco tu sol estremecido.
Llena mis manos
el llanto atormentado
de la aurora.
intensa de las calles.
El tiempo es una hoguera
quemando las palabras.
Te declaro mi amor
con el incendio sin voz
de los crepúsculos,
preludio de las sombras
que arrastran sus deseos
por laderas inciertas…
Estallan los signos
metálicos del odio.
Vomita estupidez el hombre.
Ajusta su ambición,
sus pasiones enfermas.
Hace correr la sangre…
En las calles
La muerte deja olor a pólvora…
Tú y yo, amor,
extendemos los brazos,
unimos nuestras manos
heridos por el miedo…
Sombras de pie ante el mundo
goteando la última luz
sobre la noche violenta
de los seres…
—–o0o—–