Bernardo Elenes
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Día del Bombero.- Por decreto presidencial del 22 de agosto de 1951, México celebra en esta fecha a quienes combaten el fuego y protegen vidas y bienes.- En Cajeme, ese noble y sólido grupo de salvamento fue creado el 4 de julio de 1949.- Ramón M. Ochoa, Claudio Dabdoub Sicre, Francisco Obregón, J. Encarnación Chávez, Ernesto Forgach, José L. Guerra Aguiluz, algunos de sus fundadores

Bernardo Elenes Habas

Hoy es Día del Bombero, de acuerdo a decreto presidencial del 22 de agosto de 1951, con los antecedentes históricos de que fue en el Puerto de Veracruz, también un 22 de agosto pero de 1873 cuando se creó el primer Cuerpo de salvamento y combate al fuego.

Bomberos Ciudad Obregón

En Cajeme, los héroes de pie que conforman ese noble batallón que protege vidas y bienes, tradicionalmente realizan ceremonias para recordar a aquellos que cayeron en cumplimiento de su deber, como Ernesto Partida López y Manuel de Jesús Medrano Félix, quienes el 7 de febrero de 1999 murieron en el incendio de la empresa de embutidos Burr, en calle Jalisco norte, de Ciudad Obregón.

Debe asentarse en la memoria de Cajeme, que fue Claudio Dabdoub Sicre (también heredó a la comunidad su valioso libro de investigación y testimonios “Historia de El Valle del Yaqui”), quien tuvo la visión en 1948 de formalizar en la ciudad un Cuerpo de Bomberos, sin embargo su anhelo no tuvo éxito por circunstancias técnicas y falta de operatividad en la adquisición de equipamiento para extinguir llamas, lo que creo divergencias entre los integrantes del primer organismo que se conoció como Club de Bomberos Voluntarios.

Eso provocó que fuese hasta el año siguiente, 1949, cuando Ramón M. Ochoa, retomó las gestiones de Dabdoub Sicre, formalizando tan importante institución el 4 de julio, contando con el apoyo de un sólido grupo de ciudadanos comprometidos con su comunidad, destacando Pedro Zaragoza Maytorena, Francisco Obregón Tapia, Claudio Dabdoub Sicre, Juan M. Hernández, J. Encarnación Chávez, Ernesto Forgach, Juan B. Dávila, José L. Guerra Aguiluz, Abelardo Sobarzo, Gerardo Valenzuela, doctor Regino Ibarra, Jorge Parada.

Bomberos de Cajeme

Narra Alfonso Mexía Díaz (hijo del Primer Cronista de Ciudad Obregón, Miguel Mexía Alvarado), en su libro “Cajeme, regreso a las raíces”, sobre la integración del grupo de salvamento en 1949 que: “El Club de Bomberos Voluntarios de Ciudad Obregón, A.C., adoptó este formato de organización debido a que el Gobierno del Estado había decidido cooperar con el 50 por ciento del valor de una máquina extinguidora y establecía el requisito para cumplir su ofrecimiento de que existiera un núcleo de individuos así organizados.

“Sin embargo –continúa narrando Mexía Díaz- como suele suceder con demasiada frecuencia, tal ofrecimiento no pasó de ‘eso’ y en esas condiciones fueron sorprendidos por una de las mayores conflagraciones que haya ocurrido en esta ciudad. Fácil pudiéramos compararla con las de la Tienda Ley, V.H. y Burr que en los últimos años quedaron registradas como contingencias de gran relevancia. Pues bien en aquellos años el fuego consumió las siguientes negociaciones: Botica Cajeme, La Fama, Zapatería El Segundo Cielo, el almacén del Banco del Pacífico, S. A., y varios consultorios y oficinas anexas.

Bomberos de Cajeme 2

“En el trance, poco o nada se pudo hacer, pues del total del personal con que se creía contar solamente tres o cuatro prestaron servicio de salvamento. Las hachas, piquetas y baldes eran empuñados en su totalidad por ‘particulares’ ajenos al organismo. Gran desazón experimentó el coordinador al sorprenderle una contingencia de esta naturaleza sin el elemento mecánico ni humano de qué echar mano. Quienes lucharon en aquella ocasión contra el fuego lo hacían con una completa carencia de identificación y disciplina sumada a la ignorancia absoluta de los más elementales métodos de extinción de incendios…”. (Hasta aquí la cita del libro de Alfonso).

Grandes batallas contra el fuego, salvando vidas y bienes han enfrentado desde 1949 a la fecha, quienes son parte de una cadena sensible de voluntades y disposición humana para servir.

Tareas que se han cumplido lo mismo en los lejanos días que se marcharon con las lluvias de agosto y los remolinos que se formaban en los llanos de la ciudad de hace 60 años, rescatando de las llamas viviendas, comercios, industrias, despepitadoras de algodón, vehículos, y entregando, también, cuerpos de personas lamentablemente fallecidas en canales de riego y otros espejos de agua a sus familiares, como lo hacen ahora, con vocación que es parte de su genoma humano, sus elementos, porque muchos de ellos son nietos e hijos de Bomberos.

Sin duda, es necesario mantener vivas las raíces de instituciones como la de los heroicos Bomberos, respetados y admirados en su comunidad, sobre todo por los niños, quienes hoy como ayer, juegan y sueñan con ser, algún día, Bomberos…

Le saludo, lector.

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