Profesora María Mendívil, ejemplo en el Magisterio.-

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Bernardo Elenes

Profesora María Mendívil, ejemplo en el Magisterio.- El barro de muchos alumnos cajemenses fue modelado por el talento de la ameritada Maestra, como el doctor Raúl Juárez López, doctor Francisco Duarte Porchas, los hermanos Almirudis, Bartolomé Delgado de León, Jesús Grijalva, Carlos Moncada Ochoa, Arnulfo Salas, y tantos y tantos más…

Bernardo Elenes Habas

Cuando un 29 de noviembre de 1927, el general Fausto Topete Almada, en ese entonces gobernador constitucional de Sonora, decretó la Ley Número 16 que declaraba Municipio Libre a la Comisaría de Cajeme, se ponía en marcha una etapa de progreso y pujanza, de trabajo sostenido e interminable para hacer de la región un emporio agrícola.

Ese espacio promisorio fue también cuna de múltiples inquietudes, mismas que se canalizaron paso a paso, gracias a la orientación de educadores generosos, quienes con entrega y dedicación forjaron generaciones vigorosas de estudiantes, luego profesionistas y hombres de bien, logrando incluir en la dinámica del progreso a nuestro joven municipio y ciudad.

Como reportero de Diario del Yaqui en tiempos del Cincuentenario de Cajeme (1977), y con la decisión y el apoyo del director operativo Gilberto Márquez Trujillo y del director general Jesús Corral Ruiz, nos sumamos al espíritu de tan importante jubileo, con el señero objetivo de destacar hechos, actitudes, recuerdos, de aquellas personas que contribuyeron con su mejor capacidad al logro de lo que hoy es Ciudad Obregón, de lo que hoy es Cajeme.

Tal es el caso de la señorita profesora María Mendívil Mendívil. que dejó huella imperecedera a su paso por las aulas de nuestras escuelas, y principalmente en el corazón y en los sentimientos de quienes se desenvuelven en diferentes actividades, los que un día fueron sus alumnos.

Por tal razón, debe decirse con orgullo, que educadores como la profesora Mendívil, hicieron Ciudad Obregón, Forjaron Sonora, aportaron sus más desinteresados esfuerzos para el engrandecimiento de México.

Una de esas mañanas tibias de mayo de hace 46 años, con impredecibles tolvaneras que rememoran al Cajeme de ayer, cuando en los llanos se levantaban los remolinos grises y caprichosos, entre calles desnudas y llanos, haciendo recorrer por las rúas arbustos secos de chamizo, en un espectáculo singular y solariego, llegamos el fotógrafo Alejandro Mena y yo, hasta la casa de la señorita profesora María Mendívil, en la avenida Miguel Alemán y Guerrero, con el propósito de obtener de ella un breve recuento de su vida en el magisterio y como forjadora de muchas generaciones de estudiantes, que al través del tiempo han venido ocupando sitios claves para el progreso y el crecimiento de la comunidad.

Nos comenta, con amabilidad, que es oriunda de Hermosillo, Sonora, pero su desarrollo y capacidad como Maestra, tienen raíces en tierras de Cajeme.

Hace recuerdos de su niñez y se desgranan sus años escolares en la primaria del mineral de Cananea, donde aprendió sus primeras letras, para luego regresar junto a su familia, a Hermosillo, y completar su primaria.

Años hermosos, de sueños, de forjar ilusiones, de anhelar ser Maestra, narra con voz matizada de nostalgia

Luego de concluida su instrucción primaria ingresa a la Escuela Normal para Maestros, de donde egresa en el año de 1933.

En 1936 llega a Cajeme, repartiendo sus conocimientos en la Escuela Superior para Varones, que se ubicaba donde ahora se encuentra el edificio de Recursos Hidráulicos (hoy Conagua). Fungía como director de dicho plantel, el profesor Francisco Curiel.

Fue la primera experiencia en el magisterio de nuestra entrevistada, porque enseguida solicitó su cambió a la ciudad de Hermosillo, donde presentaría examen profesional como mentora, para obtener su ansiado título.

-Pero regresé pronto –afirma-, comenzando a impartir clases en la escuela Enrique Rébsamen. De ese centro de enseñanza, el profesor Exiquio González Chacón, me recomendó y me llevó a la Escuela Secundaria Número Uno del Estado en el año de 1940. El sitio donde se ubicaba esta escuela era en calle Guerrero y callejón Argentina. De los compañeros maestros en ese plantel recuerdo al profesor José L. Guerra, el licenciado Guillermo Acedo Romero, el doctor Ferrer. Y de quienes todavía se encuentran en servicio al profesor Erasto Jiménez Mejía, profesor Samuel Rentería, quien trabajó un tiempo aquí, luego pasó a laborar a la empresa Caterpillar, yéndose enseguida a una escuela de Morelos, regresando en el año de 1960.

-Muchos alumnos brillantes pasaron por aquellas antiguas aulas –continúa la Maestra-, como el doctor Raúl Juárez López, doctor Francisco Duarte Porchas, los hermanos Almirudis, Bartolomé Delgado de León, brillante como alumno, después como maestro, periodista y hombre de letras; Jesús Grijalva, actualmente todo un señor profesor; Carlos Moncada, quien hoy es escritor, periodista, licenciado, autor de varios libros que ponen de manifiesto su capacidad intelectual; Arnulfo Salas, y tantos y tantos más que tendría para muchas horas de plática…

-Posteriormente se cambió la Secundaria al local donde ahora tiene sus edificios el ITSON. Al hacerse el traslado a este lugar se le bautizó con el nombre de Secundaria Número Uno José Rafael Campoy. Sin embargo mucha gente pugnaba porque llevara el nombre de Lázaro Mercado, pero el gobernador del Estado, que en ese tiempo era el señor Ignacio Soto, impuso el nombre de José Rafael Campoy, en memoria del misionero jesuita…

Desde 1940 hasta el año de 1976, en que la profesora Mendívil fue jubilada, prestó sus servicios en ese plantel. Todas las materias, con excepción de Matemáticas, Química y Física, estuvieron en sus manos y talento generoso y disciplinado.

Fue el año de 1967 cuando inició sus funciones como directora de la Secundaria José Rafael Campoy. Aquí, la querida Maestra hace una aclaración, diciendo que en el año de 1965 se jubiló por primera vez, pero en 1967 fue llamada para que se hiciera cargo de la dirección de la Secundaria. “No obstante yo ya tenía trabajo, pues estaría a cargo de la dirección del Colegio Lourdes del profesor Bernal. Pero mi nombramiento oficial en la Secundaria Campoy estaba dado. No encontraba la forma de explicar mi indecisión en el Colegio Lourdes, hasta que el profesor Gabriel Villegas me disculpó personalmente con el profesor Bernal”.

-Figúrate nada más esto –me explica la ameritada Maestra-, Cuando empecé a dar clases en la Secundaria Número Uno del Estado, el grupo de tercer año estaba formado por tres alumnos, por eso teníamos la encomienda de pasar casa por casa a rogar a los padres de familia para que inscribieran a sus hijos. Ahora, en los últimos años, se han invertido las circunstancias, porque hay conciencia de lo que significa la educación, y los padres se desesperan al ver que sus hijos podrían quedar sin inscripción. Es que todo se ha ido intensificando, más en la educación, porque el que no estudia no logra nada…

-Una de las satisfacciones más grandes que he tenido en mi vida de Maestra –afirma- es ver a los alumnos convertidos en hombres de bien, sirviendo a la Patria y en provecho propio y de sus familias. Es lo que me emociona y me llena de limpio y legítimo orgullo.

-Ciudad Obregón ha cambiado mucho. Creció y sigue creciendo. Creo que de quince años a la fecha es cuando ha logrado su mayor esplendor, pues antes parecía estancado…

La profesora María Mendívil deja sentir su vocación y hechura de Maestra, en amena y evocadora plática de sus años más vigorosos y nobles, siempre dispuesta a orientar a los jóvenes con disciplina y categoría, todo en provecho del bien común…

Actualmente (1977) vive junto a su hermana Esperanza Mendívil de Borgaro, y se dedica a los quehaceres domésticos, a la lectura, al bordado, al tejido, pero siempre en actividad, siempre creativa, siempre haciendo algo porque una mujer que dejó lo mejor de su vida y el más bello de su esplendor en las aulas, entre jóvenes, tiene la virtud sublime de seguir siendo joven de corazón, de espíritu, de sentimientos…

Le saludo, lector.

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