Los indicios estarían relacionados con un estudio sobre la inclinación de los objetos más allá de Neptuno
Los astrónomos han encontrado una posible nueva evidencia de la existencia de un Planeta Nueve en los confines del Sistema Solar. Esta pista está basada en el estudio de la inclinación de una población de objetos más allá de Neptuno (TNO).
En el nuevo trabajo, publicado en ArXiv, el equipo liderado por Konstantin Batygin, del Instituto de Tecnología de California, ha rastreado los movimientos de objetos de periodo largo que cruzan la órbita de Neptuno y exhiben movimientos irregulares durante su trayectoria. Esto estaría relacionado con un indicio clave que surgió hace una década: los objetos del gran perihelio del Cinturón de Kuiper se agrupan.
La dispersión gravitacional de Neptuno altera este patrón, por lo que la atención se ha mantenido en los TNO dinámicamente estables (tipo Sedna), ignorando los inestables. Dada su inestabilidad dinámica, solo dos escenarios pueden mantener esta población de TNO en un estado estable: o son impulsados hacia adentro por la interacción entre la marea galáctica y la dispersión de Neptuno, o son el resultado de una dinámica inducida por el Planeta Nueve.
Los cálculos
El equipo ha llevado a cabo cálculos detallados y simulaciones astrofísicas tanto para el escenario del Planeta Nueve como para el modelo de marea galáctica. Los resultados muestran que si bien el planeta produce una distribución de perihelio plana de los que cruzan Neptuno, el modelo sin este da como resultado una distribución que alcanzó su punto máximo alrededor de 30 UA (Unidades Astronómicas).
Después de ajustar el sesgo observacional, los datos han favorecido al modelo Noveno Planeta en un nivel 5 sigma de confianza en una escala de 6. Sorprendentemente, este grupo “poco exótico” de TNO ha proporcionado la evidencia estadística más sólida hasta el momento de que el Planeta Nueve está realmente ahí fuera, concluye Batygin en su cuenta en X (antes Twitter).
Desafortunadamente, la ubicación en el cielo no se puede derivar de la nueva investigación, según ha admitido Batygin. El líder del estudio ha confiado en que futuros observatorios como el Vera Rubin ayuden en una localización, aunque no está claro que vaya a ser detectado.
Fuente: europapress.es