Nauseas. Dolor abdominal severo. Aseo compulsivo. Estos son los síntomas de alerta del síndrome de hiperémesis cannabinoide, una afección que está en aumento
Episodios recurrentes de náuseas, vómitos y dolor abdominal intenso. Aseo compulsivo. Es posible que no pienses en estas como consecuencias potenciales del consumo regular de cannabis, especialmente teniendo en cuenta que se sabe que tiene efectos contra las náuseas en las personas que se someten a quimioterapia.
Pero en realidad son signos clásicos del síndrome de hiperémesis cannabinoide (SHC), una afección gastrointestinal desconcertante que se asocia con el consumo habitual y prolongado de marihuana.
Descrito por primera vez en 2004 por médicos en Australia, el SHC afecta a aproximadamente 2,75 millones de personas en los EE. UU. cada año, y los casos están aumentando: según una investigación publicada en una edición de octubre de 2024 de JAMA, las visitas alurgencias relacionadas con el SHC se duplicaron en los EE. UU. y Canadá de 2017 a 2021.
No hay datos concretos para los casos en España, aunque algunos estudios apuntan que podría haber más de 30 000 casos al año, pero algunos profesionales recomiendan considerar esta afección “una entidad clínica que debe ser tenida en cuenta en la práctica clínica diaria”.
¿Qué hay detrás de este aumento? Puede deberse en parte a que ahora es más fácil acceder a la marihuana, gracias a la ampliación de la legalización del cannabis para uso recreativo en países como Estados Unidos. Las investigaciones respaldan esta noción. En un estudio de 2024 publicado en el Journal of Clinical Gastroenterology, los investigadores compararon las hospitalizaciones por SHC en un gran hospital de Massachusetts en 2012 y 2021, antes y después de que se legalizara el cannabis en el estado: encontraron un aumento significativo de las hospitalizaciones.
Según Deepak Cyril D’Souza, profesor de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale y director del Centro de Yale para la Ciencia del Cannabis y los Cannabinoides, otro factor puede ser que “el cannabis que está disponible ahora es mucho más potente que el que estaba disponible hace 30 años”. En la década de 1960, la potencia del delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), el componente psicotrópico de la marihuana, era típicamente del 2 al 4 por ciento, señala D’Souza, mientras que en estos días la concentración de THC puede ser del 18 al 35 por ciento o más.
Aun así, “por qué algunas personas parecen ser vulnerables a esto y otras no, realmente parece ser un misterio”, dice D’Souza. Esto es lo que los investigadores están desentrañando sobre esta curiosa condición.
¿Quién está en riesgo y por qué?
El mayor factor de riesgo para el CHS es el consumo excesivo de cannabis, casi a diario o varias veces al día durante varios años. Las personas pueden desarrollar el síndrome en cualquier momento, incluso después de décadas de uso prolongado de cannabis.
Dicho esto, “a la mayoría de las personas que fuman cannabis a diario no les pasa”, dice Christopher N. Andrews, profesor clínico de gastroenterología en la Universidad de Calgary (Canadá). Entre los que lo hacen, no es una aflicción constante. “Va y viene, y sucede en ciclos”, dice D’Souza. “Si continuara indefinidamente, eso obligaría a una persona a dejar” de consumir cannabis.
En una revisión de 2019 de 271 casos, los investigadores encontraron que la edad promedio para tener SHC era de 30 años y que el 69 por ciento de las personas eran hombres. También encontraron que el consumo diario ocurrió en el 68 por ciento de las personas con el síndrome, y la duración promedio del consumo de cannabis antes del inicio del SHC fue de 6,6 años.
Entonces, ¿qué podría hacer que algunas personas sean más susceptibles? D’Souza especula que puede tener que ver con el sistema endocannabinoide de algunas personas.
El cuerpo humano tiene un sistema cannabinoide endógeno (interno) que regula muchas funciones corporales críticas, como el aprendizaje y la memoria, la percepción del dolor y la función inmunitaria. Está compuesto por receptores cannabinoides (principalmente en el cerebro y en todo el intestino) que responden a las señales del cuerpo, así como compuestos conocidos como cannabinoides endógenos que son similares a los que se encuentran en la planta de cannabis.
El SHC puede estar relacionado con un desequilibrio en el sistema de comunicación del cuerpo, el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA), que regula las respuestas al estrés”, dice Andrews. “El sistema endocannabinoide [del cerebro] modula la respuesta al estrés, y el cannabis hace que el péndulo oscile más hacia un lado que hacia el otro”, lo que puede desencadenar síntomas.
También puede haber una susceptibilidad genética al SHC, y la depresión y la ansiedad son comunes en las personas con el síndrome. “La paradoja de esto es que no entendemos qué está desencadenando esto en un momento en particular”, dice David Levinthal, director del Centro de Neurogastroenterología y Motilidad del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos). Entre los principales sospechosos, dice, están la falta de sueño y el estrés intenso.
Los patrones de síntomas asociados con el SHC son similares al síndrome de vómitos cíclicos (SVC), un trastorno crónico relacionado con la interacción intestino-cerebro que se caracteriza por episodios recurrentes de náuseas, vómitos y vómitos secos, separados por períodos sin síntomas en el medio.
La mayor diferencia entre los dos síndromes: es el consumo crónico de cannabis lo que desencadena los brotes de CHS. “Existe un debate sobre si el síndrome de hiperémesis cannabinoide es un subconjunto del síndrome de vómitos cíclicos con un desencadenante diferente”, dice Levinthal.
Independientemente de cómo se clasifique, “esta puede ser una afección grave que puede causar complicaciones si no se trata”, dice María Isabel Angulo, profesora asistente de medicina interna y pediatría de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos. Las complicaciones pueden incluir deshidratación grave y desequilibrios electrolíticos, que pueden provocar lesiones renales, anomalías del ritmo cardíaco y convulsiones. Además, los vómitos frecuentes por cualquier causa pueden provocar la erosión del esmalte dental y potencialmente la pérdida de dientes, añade.
Diagnóstico y tratamiento
Los criterios para diagnosticar el SCH incluyen tener tres o más episodios de náuseas, vómitos y dolor abdominal en un año, y cada episodio dura menos de una semana; consumir cannabis más de cuatro días a la semana durante más de un año; y que los síntomas se resuelvan después de dejar el cannabis durante al menos seis meses, según la Asocicación Gastroenterología Américana (AGA) de Estados Unidos.
“La forma de hacer el diagnóstico es dejar el cannabis, demostrando retrospectivamente que es el cannabis [el que estaba causando los síntomas]”, explica Andrews. Debido a que se requieren muchos meses de abstinencia para diagnosticar el SHC, algunos consumidores crónicos de cannabis son reacios a seguir ese camino, dicen los expertos.
Cuando se producen brotes de SHC y los vómitos son profusos, las personas pueden deshidratarse, por lo que deben buscar atención médica urgente. De esa manera, pueden recibir líquidos intravenosos (con electrolitos) y medicamentos antieméticos (medicamentos contra las náuseas como ondansetrón, prometazina o proclorperazina) para detener los vómitos. En otros casos, se les puede administrar una benzodiazepina o un medicamento antipsicótico para tratar de detener un episodio en seco.
Durante un brote, las personas con SHC también suelen tomar baños o duchas calientes, a veces varias veces al día, para tratar de aliviar su malestar. “Las personas con SHC a menudo informan un alivio temporal de los síntomas de bañarse en agua caliente, lo que puede llevar a un aseo compulsivo”, dice Angulo. Esto sugiere que el área del cerebro que está involucrada en la regulación de la temperatura corporal, el hipotálamo, podría estar involucrada en el SHC, dice D’Souza.
Una intervención menos conocida: la aplicación de crema tópica de capsaicina (0,1%) en la parte superior del abdomen puede reducir las náuseas y los vómitos asociados con el SHC. Un estudio en la revista Academic Emergency Medicine encontró que cuando las personas con náuseas y vómitos debido al SHC fueron tratadas con crema de capsaicina, experimentaron una reducción significativa de las náuseas en una hora.
Hasta ahora, se ha demostrado que dejar el cannabis es la única solución a largo plazo. Pero dejar de fumar de golpe puede provocar síntomas de abstinencia de cannabis como ansiedad, irritabilidad, ira, trastornos del sueño, estado de ánimo deprimido y pérdida de apetito. Trabajar con un consejero y tomar un antidepresivo tricíclico (como amitriptilina) “puede ayudar a dejar de fumar marihuana”, dice Angulo. Otra opción es reducir lentamente el consumo de THC.
Para las personas que no pueden contemplar dejar de fumar, “otras formas de mejorar los síntomas [del SHC] son reducir el consumo de cannabis y dejar de usar concentrados”, dice Andrews. Agrega que las personas también podrían cambiar a una formulación más equilibrada de THC y otros cannabinoides como el cannabidiol (CBD), que no causa una sensación de “euforia”; estas formulaciones híbridas son menos potentes.
Mientras tanto, los científicos continúan explorando los mecanismos detrás de esta misteriosa afección y cómo se puede tratar mejor. “Claramente, necesitamos estudiar esto más”, dice D’Souza.