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Gobiernos estatales han anunciado paquetes de apoyo financiero a micro, pequeñas y medianas empresas; hospitales privados ofrecen tres mil 500 camas; asociaciones ciudadanas constituyen fondos para apoyar tareas de recuperación económica; particulares se organizan para entregar despensas en sectores marginados y muchos más aportan su individual esfuerzo ante la pandemia del COVID-19.

Esta ola de solidaridad recorre a México como primera línea de apoyo cuando según especialistas lo peor está por llegar y se requiere la suma de todas y todos para que el saldo mortal y de contagios sea mitigado sustancialmente y en México no ocurra lo que actualmente pasa en Estados Unidos y pasó en Italia y en España en donde la mortandad se supone va a la baja.

Pero a esta ola de solidaridad aún le falta mucho para que en el pico de la pandemia sea la diferencia entre la vida, la salud y la muerte, lo cual es constatado por las muchedumbres que durante semana Santa se congregaron en las ramadas yaquis en Hermosillo y otras comunidades a lo largo y ancho de Sonora que se negaron a renunciar a sus festivas tradiciones y sin ninguna precaución le dieron vuelo a la hilacha, en un contexto cuyos resultados y consecuencias estaremos viendo a fines de este mes.

Al menos las autoridades hicieron extraordinarios esfuerzos para disuadir, persuadir y hasta obligar a paseantes que a pesar de los insistentes llamados, se aferraron al paseo playero, pueblerino o simplemente disfrutar el ocio rolaqueando en automóvil como si nada pasara y no corrieran riesgos de contagiar o ser contagiados.

Claudia Pavlovich entrega equipamiento hospitalario

Este lunes inició la fase más severa en la aplicación de restricciones de movilidad y seguramente quienes se encarguen de eso, encontrarán las resistencias de irresponsables, aunque ahora sí las medidas tienen carácter obligatorio y se tienen previstas sanciones para incumplidos, reservándose el tránsito en vehículos con solo una persona; salir de casa a la compra de víveres, medicinas, acudir al trabajo esencial y regresar a casa, así como para ir a bancos.

Como esto es inédito, tanto ciudadanos como autoridades estamos en un intensivo proceso de aprendizaje que deberá de ser muy apresurado en el marco de la aplicación de dichas medidas y de su cumplimiento, cuando ya puristas del constitucionalismo se rasgan las vestiduras y sobreponen garantías individuales al derecho a la salud y la vida, no faltando esos que por sus evidentes omisiones y negligencias, exigen ser excluidos de las restricciones o que éstas se adapten a sus necesidades.

Mientras tanto, ya quedó claro, incluso para el presidente Andrés Manuel López Obrador, que estampas religiosas no sirven para evitar el contagio del coronavirus, faltando solo que el tabasqueño reconozca que cometió estúpida irresponsabilidad cuando el 23 de marzo pasado convocaba a salir a compras y a comer en familia e insistir en una gira de trabajo por San Luis Río Colorado, en donde por lo pronto se registran 31 casos de contagio y ocupa el primer lugar en el Estado. 

Como decíamos, la solidaridad se manifiesta por todos lados en estos tiempos de crisis, de cuarentena, de encierro forzado, de parálisis laboral, de semiparálisis comercial, de incertidumbre e inquietudes sociales, destacando el comprometido esfuerzo de la gobernadora Claudia Pavlovich para avanzar no sólo en el equipamiento de unidades de salud y del personal sanitario, si no también llevando apoyos a familias de segmentos marginados de toda la entidad y un intensivo uso de redes sociales para tratar de convencer respecto a la necesidad de quedarse en casa.

Célida López

De igual forma, de reconocerse el comprometido activismo que despliega la alcaldesa de Hermosillo Célida López Cárdenas con recorridos por retenes, reparto personal de alimentos y frecuentes mensajes con los que pretende lograr que la ciudadanía asuma con responsabilidad y compromiso las medidas de protección anunciadas.

En donde la solidaridad ha estado ausente es en el gobierno federal, desde donde solo se ocupan del recuento de daños; a hacer caravana con sombrero ajeno y cuentas alegres, concretándose sólo hasta donde la ley les obliga, y alardear de soberanía energética mientras están trepados en el regazo del gobierno de los Estados Unidos.

En algo tan elemental para atender necesidades populares inmediatas, el director de la CFE, Manuel Bartlett, descartó dar facilidades de pago de los consumos domésticos y mucho menos, condonar pagos durante la contingencia epidemiológica, faltando sólo que con el pretexto de la urgencia, este próximo primero de mayo no inicie la aplicación de la tarifa 1F, que como beneficio para todos los sonorenses, la gobernadora Pavlovich sacó a duras penas el año pasado.

Ya el mismo López Obrador advirtió que nada podemos esperar de la titular del SAT, Raquel Buenrostro o del titular de hacienda, Arturo Herrera Gutiérrez, quienes en lugar apoyar a contribuyentes con diferimientos de pagos​ han endurecido la fiscalización ante la urgencia de disponer de recursos ante la estrepitosa caída de la economía mexicana, aún antes de la pandemia.

Jesús Zambrano

La falta de solidaridad de López está evidenciada con su obsesiva fijación de seguir con sus fantasías faraónicas como la refinería Dos Bocas, Santa Lucía, Tren Maya, entre otras y como no está dispuesto a quitar un solo centavo a esos proyectos, para financiar los gastos por los efectos del coronavirus y sus necesidades electoreras, se apropió de fideicomisos y va sobre partes de presupuestos del Poder Legislativo y de los Partidos políticos e incluso, sobre aguinaldos y prestaciones de servidores públicos.

Bueno el abordaje del perredista empalmense, Jesús Zambrano al cuestionar que mientras López Obrador exige sacrificios a todos los ciudadanos y sectores de la sociedad, su gobierno no asuma ningún compromiso, si no al contrario, ejerza todo el poder presidencial para salirse con la suya, contrario a las necesidades prioritarias de los mexicanos.

Por cierto, como decíamos, el sector privado de la salud ya pone su parte, porque durante un mes ofrecerá alrededor de tres mil 500 espacios a derechohabientes del IMSS, ISSSTE y a población abierta que requieran atención de segundo nivel, para que los nosocomios del sector público se dediquen a atender a afectados por la pandemia.

La grandilocuencia fue el sello de dicho anuncio, abundando los alardeos sobre lo inédito y lo histórico de ese convenio Estado-Medicina Privada, cuando obviamente, tanto López como el canciller, secretario de gobernación, de Economía y de Seguridad Pública, Marcelo Ebrard, ignoran o vivían en otro mundo cuando en la contingencia por la H1N1 en el 2009, el gobierno federal pactó convenio similar, al igual que en 1929 cuando la epidemia de tifo y en 1942, durante la II Guerra Mundial.

Alfonso Durazo

A propósito de Ebrard, vaya el posicionamiento público que ha alcanzado quien como priista y luego perredista fue la mano derecha de Manuel Camacho Solís y ahora obviamente hombre de todas las confianzas del presidente y con ello desterrar dicha impresión que presumía hasta hace poco Alfonso Durazo Montaño, siempre en trincheras opuestas y que ya tiene semanas desaparecido del radar mediático, a pesar de que la matanza entre narcos se mantiene incluso con mayor ritmo.

En fin, ese tipo de cosas son nimiedades frente a lo que se nos viene encima y que en Sonora ya nos da una probadita con 12 fallecimientos y 86 casos registrados, y contando, cifras que para nada concuerdan con la magnitud del esfuerzo que ha desplegado en materia de prevención la Secretaría de Salud a cargo de Enrique Clausen, así como autoridades municipales, pero que aún así tienen a la gobernadora Pavlovich en el segundo lugar nacional por su gestión ante la contingencia. 

Es que a pesar de campañas, amenazas de sanciones y sobre todo la expansión de la pandemia que se supone todo mundo sabe, la gente se mantiene en las calles y protagoniza aglomeraciones públicas, y aunque algo se ha logrado, falta mucho para alcanzar ese 85 por ciento de la población en disciplinada cuarentena como premisa para que la pandemia no nos desborde.

Se supone que este lunes comenzó la obligatoriedad de las medidas para sacar de las calles a un mayor número de personas, pero reportes de estas calles hermosillenses, señalan que los llamados y las acciones y amenazas de la autoridad no encuentran suficiente eco entre la ciudadanía.

Enrique Clausen

Este relajamiento y negligente irresponsabilidad nos podría salir muy caro cuando obviamente el sistema de salud de este país no está preparado, no es cierto que esté preparado y asegurar lo contrario es otra irresponsabilidad de un gobierno federal que reaccionó muy tarde a la contingencia, contrario a Estados como Sonora que se adelantaron al menos un mes en la aplicación de medidas preventivas.

Resulta sumamente extraño el que a pesar de que sean generalizadas las sospechas respecto a que se oculta información sobre los verdaderos estragos que causa el coronavirus, aún así a muchas personas les importe progenitora y sigan exponiéndose.

Por cierto, este domingo pasado se registró un hecho que demuestra el alto grado de improvisación, contradicciones e incongruencias en el manejo informativo sobre el avance de la pandemia en México, ya que mientras la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum daba a conocer que sólo en la ciudad de México hay 265 personas con respiración asistida, el subsecretario de salud, Hugo López Gatell aseguraba que en todo el país, sólo 185 pacientes están en esas condiciones.

Y no, no le vamos a entrar al paro que le hizo el gobierno gringo a López Obrador para mantener contra viento y marea la anacrónica política petrolera de México a contracorriente de tendencias del mercado mundial, y solo nos quedamos con la grotesca imagen de quienes aseguran que lo logrado fortalece la soberanía energética de este país cuando tal soberanía se la están ebntregando en charola de plata a Donald Trump.

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