Atribuir al apoyo del pueblo como factor que sacó de la agenda legislativa de Sonora a la reforma electoral resulta una soberana estupidez y más bien quienes se oponían a esos ajustes deberían de reconocer que se impuso la responsabilidad política en los partidos promoventes –PAN, PES y Panal—con el fin de enfocar sus esfuerzos en la prioridad que representa la emergencia sanitaria.
Peor aún la argucia del tradicionalmente timorato y pusilánime dirigente estatal de MORENA, Jacobo Mendoza Ruiz, de atribuir a una inexistente coalición en el Congreso del Estado el que se haya sacado de la agenda ese asunto en la sesión del martes de la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales, cuando los motivos del PT o del PES no fueron en función de los intereses que alude.
Miren, sólo un mitómano podría alardear de “apoyo del pueblo” en un asunto cuyo manejo se circunscribió en cerrados círculos de profesionales del derecho, de las redes sociales y de círculos rojos de las nomenclaturas partidistas y dicha realidad muestra la necesidad de que en ese tipo de temas se recurra a la consulta pública y a la máxima publicidad.
Por supuesto que para respaldar su tesis de que el PRIAN estaba detrás de la iniciativa, para nada aluden que en la iniciativa ahora en el limbo, el PAN pugnaba por la segunda vuelta electoral; el PES y el Panal por quitar candados para poder pactar coaliciones con otros partidos, por su condición de estar en su primera elección y que sin esa reforma están condenados a ir solos por haber perdido el registro como fuerza política nacional.
Además, el PT, en su comunicado de deslinde, sus términos en el posicionamiento en contra de la reforma electoral nada tienen que ver con los argumentos de MORENA e incluso aceptan la necesidad de la segunda vuelta electoral ya que ese ejercicio dotaría de certeza a la ciudadanía al elegir a un gobernante por la voluntad de la mayoría.
Su rechazo se circunscribe a lo que expertos en estos asuntos han insistido: esa reforma debe tener rango constitucional, coincidiendo en que lo fundamental en estos momentos, es enfocar los esfuerzos para atender la emergencia sanitaria por la pandemia del COVID-19, propósito al que MORENA tampoco se ha sumado al negar su voto a la propuesta de reasignación presupuestal para que el Gobierno del Estado dispusiera de 520 millones de pesos para enfrentarla.
Al menos así le entendimos al comunicado del PT dado a conocer por el encargado de esas siglas en Sonora, Ramón Flores Robles, así como al posicionamiento de Jesús Alonso Montes Piña, presidente de la comisión dictaminadora y una de las firmas más fuertes del PES en la entidad, quienes de plano nada dicen de un acuerdo legislativo con MORENA para sacar de agenda a la citada reforma.
En el caso del PRI, su dirigente estatal Ernesto de Lucas Hopkins no pudo ser más claridoso: ese tema si bien estuvo en su radar al arrancar el proceso legislativo, más bien su representación parlamentaria en principio tuvo una participación de observación y exógena, y luego, desde un par de días antes de la sesión de la comisión, se impuso como prioridad la situación de emergencia por la pandemia y así lo expuso “El Pato” con la debida oportunidad.
A nosotros nos consta que desde por allá el 13 de marzo al anunciarse suspensión de clases y medidas para restringir la movilidad en Sonora, en instancias donde se definen ese tipo de asuntos se dejó de lado el tema, aunque eso no evitó que algunos idiotas por ahí hasta elucubraran que detrás de la iniciativa estaba su villano favorito, Manlio Fabio Beltrones, quien incluso se deslindó mediante categórico tuitazo.
En fin, se podría resumir que las únicas aportaciones de MORENA en esta emergencia han sido su mezquindad al pretender negar recursos financieros al Estado para enfrentarla; sus ansias de lucro político y en abierta agresión a la dignidad de las personas al publicitar la entrega de pinchurrientas despensas y ahora atribuirse de forma tan rústica el que no se haya dado trámite a la reforma.
Al menos los salva el hecho de que alcaldes como Sergio Pablo Mariscal Alvarado de Cajeme o Célida López, así como varios de la zona rural, se han aplicado para realizar excepcional trabajo de contención del virus sin distraerse en lucros partidistas, hasta ahora, destacando además que en el caso de la alcaldesa capitalina, también tuvo que sacar de su agenda la subasta de un predio aledaño a la Sauceda, por la misma razón que lo ocurrido en el Congreso del Estado: las prioridades son otras.
Por cierto, curioso el caso de que mientras acá en Sonora se desgarren vestiduras porque en el legislativo pudieran distraerse en asuntos no prioritarios, a nivel federal el morenismo aproveche para dar trámite a asuntos como la amnistía e incluso propongan la disposición de miles de millones de pesos de las Afores.
Como sugerencia a nuestros amigos de MORENA en Sonora, que los tenemos, en lugar andar en la disputa oportunista de reflectores mediáticos y emitiendo posicionamientos repletos de nauseabunda demagogia, atribuyéndose logros ajenos y demás, mejor podrían hacer valer sus influencias con su jeque Alfonso Durazo Montaño, para que atienda esa otra amenaza que escala en esta entidad y que en los últimos días ha dejado una docena de homicidios, al igual que ocurre en el resto del país.
A lo mejor lo convencen que se baje de la hamaca o deje de hacerle al avestruz y así deje de pretender aprovechar al coronavirus como cortina de humo para ocultar su incompetencia para atender un tema que para acabar pronto, deja más muertos que el Covid-19.
Por cierto, vaya el refuego que se armó porque por fin el gobierno federal pagó por el Estadio Héctor Espino y se concretó un negocio pactado desde hace muchos meses, aportando un colchón financiero al gobierno estatal para cubrir necesidades que derivan de la pandemia y sus efectos en la economía.
Urgía una solución para sacar provecho a esas instalaciones en desuso, no faltando los que opinan que en lugar de la Federación se hubiera conseguido un comprador a través de las vías tradicionales, imaginándonos en que quedaría ese trueque utilizando como agente inmobiliario a por ejemplo al Paquico “La Ley” Vizcaíno. Y no se rían por esa sugerencia a agua pasada.
Por lo demás, sorprendente escuchar frecuentemente voces escépticas respecto a que la pandemia en proceso es solo un artilugio y se explayan en teorías conspirativas, para con ello hacer activismo en contra de las medidas restrictivas a la movilidad de personas y de vehículos.
Y no crean que se trata en muchos casos de personas ignorantes, si no que abundan presuntos profesionales en distintos campos de la ciencia y la academia que enfocan sus catilinarias en contra de la veracidad de datos y cifras que a diario dan Hugo López Gatell a nivel federal y Enrique Clausen a nivel estatal y menosprecian las convocatorias del Quédate en Casa o despotrican por los efectos que las restricciones han causado en el comercio local.
Se ufanan de conocer a mucha gente y uno de los argumentos es que por más números que se dan a conocer sobre casos, ellos no conocen a nadie que haya resultado contagiado ni que de ese tumulto de relaciones haya alguien que compruebe la veracidad de dicho mal.
Pues en nuestro caso nunca hemos incurrido en dichas estupideces ni incredulidades, concretándonos a aportar nuestro granito de arena en las tareas para evitar la expansión de la pandemia, aunque temprano este miércoles nos llegó muy cerca lo que no admitiría ninguna duda de su existencia letal.
Si, fuimos enterados que Alejandro “El Cano” Salazar Robles no superó las complicaciones al ser contagiado por ese maldito virus que nos mantiene en ascuas y falleció luego que fue insuficiente la ciencia médica y los esfuerzos de profesionales de la medicina que prestan sus valiosos servicios en el Hospital Ignacio Chávez.
Nativo de Opodepe, incursionó de joven en el magisterio y por eso por algunos años impartió clases en un campo de la Costa de Hermosillo hasta que se construyó la Escuela primaria Presidente de la Paz en el ahora poblado Plan de Ayala.
Su hermano Luis, es esposo de mi tía Rosita, hermana de mi madre Doña Lolita, vínculo que mantuvo una relación si no frecuente, sí cercana, para de esa forma tener constancia directa de lo efectos y daños que está causando esa pandemia y hacer ver a los incrédulos que valiera mejor que fueran creyendo sobre los riesgos que corren si insisten en incumplir las medidas para contener los contagios.
Esta desgracia nos hizo caer en cuenta de los dolorosos derivados del fallecimiento de personas víctimas del Covid-19. Como por lo regular los familiares se encuentran en aislamiento domiciliario o convaleciendo en algún nosocomio, los restos del ser querido no son reclamados por nadie y se tiene que litigar e indagar familiaridades secundarias o terciarias para efectos de cremación o inhumación.
Esta es nuestra humilde aportación para que se tome conciencia respecto a la importancia de cuidarnos todos, tomar con seriedad y compromiso las recomendaciones de las autoridades, y si es necesario, tratar de convencer a los reacios e incrédulos.
Y en ese segmento se ubican esas al menos cien empresas que han sido cerradas por autoridades al no cumplir con el Decreto de Emergencia Sanitaria, al negarse a suspender operaciones de forma voluntaria y obligar así a sus empleados a salir de sus casas para ir a la chamba.
De acuerdo al Secretario del Trabajo, Horacio Valenzuela Ibarra, en la mayoría de los casos se trata de falta de información de los propietarios de dichos establecimientos, por lo que al hacer la explicación correspondiente procedieron con el cierre de los locales.
Bien el que así sea, pero por lo que sabemos de acá y de allá, las resistencias persisten en no pocas empresas, que para dar con ellas se requiere de la participación ciudadana y así lograr que salgan de la calle cientos de sonorenses, que por sus obligaciones laborales corren riesgos de contagio todos los días.
