Tiene peso en Cajeme el factor unidad.- Anabel, Abel, Rodrigo, Javier, Rosendo, Fidel, Orlando, Heliodoro, construyen sus caminos hacia la presidencia municipal.- Acosta Islas puso la primera piedra para la conjugación de fuerzas en PRI, PAN, PRD, partidos otrora irreconciliables.
Bernardo Elenes Habas
El movimiento se demuestra andando.
Los candidatos a la alcaldía de Cajeme, pero también quienes van por las diputaciones locales y la federal, pusieron en marcha el importante ejercicio cívico-electoral de las campañas.
Desde el sábado 24, comenzaron su siembra Anabel Acosta, Abel Murrieta, Rodrigo Bours, Rosendo Arrayales, un equipo de apoyo de Javier Lamarque, quien se recupera de un quebranto de salud, Fidel Covarrubias, Orlando Salido, Heliodoro Montoya y otros aspirantes a gobernar el Municipio.
Estuve en algunos de los eventos masivos, donde se volvió notorio que tienen claro aquellos conforman planillas y fórmulas, los problemas que aquejan a Cajeme.
Saben que la inseguridad traducida en violencia y muerte, causa azoro en las familias, cuyos integrantes salen de sus casas con el temor de no regresar, porque el fuego cruzado de los criminales puede incluirlos en la fría y burocrática clasificación de daños colaterales, cuando se transita por inevitables calles sin ley.
Esa herida abierta en el tejido social del Municipio, obliga a quienes pretenden ocupar las oficinas de 5 de Febrero e Hidalgo, a contraer el compromiso de enfrentar en forma prioritaria y sin treguas, tan grave problemática.
Sí, a demostrar que tendrán el valor para exigir a los niveles de gobierno estatal y federal su participación. No solamente con solicitudes y llamadas telefónicas comedidas, sino utilizando, cuando se cierren en las narices de los alcaldes las puertas, la razón y el derecho, la resistencia civil valiente; para que aquellos que se consideran propietarios del poder público respondan ante la sociedad, que es, sin duda, su principal mandante.
En mi devenir como reportero cubriendo campañas desde hace años, fui testigo de primera línea sobre actitudes irreconciliables entre PAN, PRI, PRD. Porque de esas sedes salían, de ida y vuelta, señalamientos flamígeros de corrupción, mapacherías, compra de credenciales, acarreos.
Pero la tarde del sábado 24 de abril de 2021 (16:00 y 18:00 horas), constaté el momento en que se hicieron presente en las instalaciones del partido azul, candidatos y militantes del PRI y PRD. Luego, los panistas llegarían con sus banderas a la explanada del cuartel del tricolor, en calle Sinaloa al sur. Ambos ceremoniales encabezados por Anabel Acosta, candidata a la presidencia municipal por Va por Sonora, quien se constituye en legítimo factor de unidad, y se revela como portadora de tres valores indiscutibles: ser mujer, ser joven, tener amor por Cajeme.
Claro que este hecho es para la historia, porque nos indica que, ciertamente, todos los partidos expresan con alta dignidad la práctica del bien común y la justicia social en su declaración de principios, pero desgraciadamente han sido las ambiciones de integrantes de cúpulas, dirigentes de mesones y detentadores de cacicazgos, quienes han sembrado y siembran el odio y la división, azuzando a sus militantes hacia refriegas violentas, como lo registra la microhistoria comunitaria.
Quizás, el fenómeno de unidad efectiva entre militantes de PRI, PAN, PRD, del sábado anterior, se constituya en la apertura del camino hacia su triunfo en las urnas, el esperado 6 de junio.
Pero también, que ese hecho se perciba como remota señal de que algún día México podría desechar la partidocracia, dejando de propiciar tianguis disparatados e irresponsables de siglas y colores, para encaminarse, con determinación y madurez ciudadana, al perfeccionamiento de la democracia a través del bipartidismo…
Quizás.
Le saludo, lector.
