Poema de domingo.- Hace tiempo, escribí este poema en memoria de Tomás Rojo Valencia, líder yaqui, defensor de los derechos y tradiciones de su pueblo, asesinado cobardemente.
Hoy lo retomo, porque sé que Tomás no ha muerto, y sus ideales se convierten en antorcha en la Nación Yaqui, cuya luz se mete en la conciencia de los niños, de los jóvenes, hombres y mujeres, revelándoles raigambre y flor de su sangre constelada. Es viento que desciende lleno de esperanzas desde el Mazocoba. Es Guerrero-Coyote que lava sus ojos en las aguas del Jiak Batwe avizorando el futuro, porque sus asesinos materiales e intelectuales, lo convirtieron en leyenda y galope de las luchas del Bakatete…
Bernardo Elenes Habas
Tú no has muerto,
Tomás Rojo Valencia.
Bajas ahora enarbolando
voces de lluvia y viento
desde la sierra victoriosa.
Galopas la noche
como una llamarada.
Luchas por la justicia,
trazando una raya
en la conciencia de tu pueblo,
para que no acallen
sus tambores.
Para que no crucen
los linderos de tu río
tormentas seculares
trayendo la ignominia,
engaños… muerte…
Convocas la heredad del Tetabiakte,
el que cayó luchando
en la garganta del ardiente
Mazocoba,
el que tejió el pergamino
de agua y brisa para apagar
la lumbre de la guerra
y lo firmó en Ortiz,
pero los yoris destrozaron
su abecedario de piedra y sus raíces,
y de nuevo un huracán
de balas y herraduras
estremeció praderas,
hizo que estallara
el espejo dormido del Jiak Batwe.
Tú no has muerto, Tomás Rojo Valencia.
Aunque te calcen con guaraches nuevos
y coloquen a tu lado
un bule con agua bendita de tu río
para que no sufras sed en el camino,
cuando busques, solitario,
la Casa Vieja del Itom Achai,
porque llevarás en tus manos
las espigas cardinales de la vida,
jurarás con tu voz
tu sacrificio de Guerrero-Coyote,
oficiando tu entrega
ante la asamblea profunda de tu pueblo.
Tú no has muerto, Tomás Rojo Valencia.
Volverás iluminado al Bakatete,
a reanudar tu lucha justiciera
para que el agua de la lluvia
que rueda un canto líquido
brotando de las manos de los dioses,
le dé vida al caudal
del río milenario…
para que vuelva el agua a ser canción
en los potreros,
devolviendo el brillo de la vida
a los ojos de los niños…
Tú no has muerto, Tomás Rojo Valencia,
te conviertes en leyenda,
en bandera de sol que envuelve los poblados,
en luchador incansable contra el odio
y la ambición de los traidores,
los que buscan socavar Tierra Sagrada,
los que anhelan secuestrar con sus leyes
el rumor del agua y su esperanza,
los que quieren de rodillas a tu raza,
como ave de alas derrotadas…
Tú no has muerto,
el Bakatete te convierte
en leyenda y vanguardia de sus luchas…
¡Tú no has muerto, Tomás, eres antorcha
en la espesa oscuridad de los caminos!…
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