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En muchas familias, es común ver cómo algunos hijos parecen recibir un trato preferencial por parte de sus padres. Este fenómeno puede deberse a una combinación de factores emocionales, psicológicos y sociales que condicionan la relación de cada padre o madre con sus hijos, generando, en algunos casos, favoritismo. Sin embargo, cuando esta situación se convierte en una brecha de trato que permite que uno o más hijos reciban todo el apoyo, mientras que otro queda aislado o excluido, las consecuencias pueden ser duraderas y profundas para todos los miembros de la familia.

¿Por qué ocurre el favoritismo?

Estudios en psicología familiar sugieren que los padres pueden desarrollar vínculos emocionales distintos con cada hijo en función de diversas características. Factores como el orden de nacimiento, la personalidad, las expectativas y hasta la identificación personal influyen en la manera en que los padres perciben y tratan a cada hijo.

  1. Identificación emocional: Algunos padres pueden identificarse más con un hijo que muestra habilidades o intereses similares a los suyos, lo que refuerza un trato especial. Esta identificación puede llevar a que ciertos hijos reciban más atención y recursos, mientras que otros se sientan menos comprendidos o valorados.
  2. Expectativas y presión: La idea de que uno de los hijos sea “la esperanza de la familia” puede llevar a los padres a otorgarle privilegios y a sobreprotegerlo, mientras que otro hijo, que no se ajuste a estas expectativas, pueda verse ignorado o dejado a un lado.
  3. Circunstancias especiales: Problemas de salud, desempeño académico, o incluso rasgos físicos que los padres valoren más en un hijo pueden provocar que se incline la balanza en favor de uno, mientras que el otro se perciba como “diferente” o menos apto.
  4. Culpabilidad y compensación: En algunas familias, los padres intentan compensar problemas de salud o dificultades de un hijo con privilegios y libertades, lo cual puede ser visto por otros hermanos como un favoritismo injusto.

Impacto en los hijos “menos favorecidos”

Ser el hijo que queda al margen de las atenciones y privilegios familiares tiene un impacto emocional significativo. Los niños y jóvenes que perciben una exclusión en sus familias pueden desarrollar problemas de autoestima, resentimiento y un sentimiento de desconexión con su familia. Estos efectos pueden persistir en la vida adulta, afectando su capacidad para construir relaciones saludables y para confiar en los demás.

La dinámica familiar y su rol en el favoritismo

Los padres tienen un papel crucial en fomentar la equidad entre sus hijos, aunque esto no siempre sea fácil. Si bien es natural que cada hijo tenga una relación diferente con sus padres, el favoritismo evidente puede debilitar los lazos familiares y propiciar conflictos entre hermanos, sobre todo cuando uno de ellos percibe que recibe menos apoyo, menos recursos, o menos afecto.

Para los padres, reconocer la importancia de tratar a sus hijos con equidad, según sus necesidades y particularidades, es fundamental para construir una relación sana y balanceada en el hogar. Buscar ayuda profesional, como la terapia familiar, es una opción recomendada para entender y corregir patrones de favoritismo que pudieran estar afectando a la familia.

En conclusión, el favoritismo en una familia no solo impacta al hijo que queda excluido, sino a toda la estructura familiar. La mejor manera de evitar las consecuencias de estos tratos desiguales es que los padres evalúen sus conductas, mantengan una comunicación abierta con todos sus hijos y busquen el apoyo necesario para entender y trabajar en sus vínculos familiares.

Recuerda que siempre es recomendable visitar a un psicólogo o a un experto en temas familiares.

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