Por allá en agosto del 2006 anduvimos de vacaciones familiares en la Ciudad de México, resultando una feliz coincidencia el que la reserva de hospedaje hecha meses atrás, fue en hotel frente al Zócalo, desde cuya terraza restaurante-bar se divisaba a la perfección el multitudinario plantón con que el PRD y Andrés Manuel López Obrador exigían el recuento total de los votos de la elección presidencial.
Dicha cercanía nos permitió la convivencia y la interacción de importantes personajes de la izquierda de Sonora y de otras partes del país, reunidos en respaldo a su candidato y también, entre visitas a las pirámides, Valle del Bravo, Taxco, Castillo de Chapultepec, Bellas Artes y demás, escuchar todas las noches el mensaje del tabasqueño y sus exigencias de que se le reconociera su triunfo.
“¡¡Lo que Usted diga Señor Presidente!!”, coreaban un centenar de personas, que ubicadas siempre en la inmediatez del templete, acompañaban dicha incondicionalidad con genuflexiones ante un López Obrador impávido que hacía valer su liderazgo ante la masa reunida y que a fin de cuentas hizo valer, logrando que a pesar de todo, la rebelión perredista no pasara de los plantones y marchas callejeras.
Dicha expresión incondicional nos llamaba la atención e incluso nos generaba cierta ternura por tratarse de personas de evidente extracción popular, de etnias y así, tal como se lo comentaríamos alguna vez a nuestro amigo Rafael Galindo Jaime, quien a punto de concluir su ejercicio como diputado federal con la estafeta de la Central Campesina Independiente, se dio tiempo para ser guía de turistas de los provincianos Valenzuela Olguín.
Rafael Galindo Jaime
Hace 12 años dicho coro de incondicionales no revestía mayor relevancia más allá de lo anecdotario, distinto el caso de ese otro coro que entonó la bancada de MORENA y aliados al rendir protesta en San Lázaro, para desterrar de plano el que la Cámara Baja del Congreso de la Unión se constituya en un contrapeso del Poder Ejecutivo Federal y sea factor de equilibrio frente al poder de Los Pinos.
Inquietante el riesgo de que López Obrador sea seducido por lambisconerías y aproveche a esa caterva de incondicionales y ya sin retenes de orden institucional, convierta en imperial su presidencia a partir de la creencia de que su palabra es ley e infalible.
Miren, seguimos con atención expresiones públicas de muy buen nivel de por ejemplo las diputadas federales Wendy Briseño o Lorena Valles Sampedro y de plano no las imaginamos coreando un reconocimiento a que son incondicionales del presidente electo y sería una pena que su prioridad como representantes populares fuera esa y no lo que plantean en su discursos y declaraciones.
Inquietante el fuerte tufo fascista que despide la incondicionalidad que despide esa aplastante mayoría de 247 diputados de MORENA y la mayoría de los 31 del PES y 29 del PT, porque se trata de presuntos mexicanas y mexicanas con cierta escolaridad, conocimientos de historia e incluso hasta de varios presuntos intelectuales con maestrías y doctorados, ahora convertidos en promotores de ese nefasto culto a la personalidad que se supone ya había sido superado por la clase política de este país.
Hay múltiples ejemplos históricos sobre lo que ocurre cuando el producto electoral del desespero social, de la crisis económica, política y efectos de problemas no atendidos, malinterpretan la voluntad popular y olvidan la esencia para lo que fueron electos, para convertirse en instrumentos de políticas públicas autoritarias, excluyentes y represivas.
Wendy Briseño
Ahora sólo queda la esperanza de que ya como presidente, López Obrador sea consecuente y lo suficientemente inteligente para no creérsela y para como decíamos, no ser seducido por esas lambisconerías y sumisiones, ni caiga en la tentación de aprovechar esa falta de contrapesos para acabar de fregar a los mexicanos.
Por lo demás, también a este comentócrata y opinólogo se declara extrañado de la ausencia de voces de presuntas feministas tan prestas a cuestionar el mal uso del él o de la en textos, pero nada dicen ni dijeron frente a las recientes agresiones sexistas en contra de la gobernadora Claudia Pavlovich.
Y ¿dónde están las mujeres de 100?, nos cuestionaba el otro día alguien cercana a nuestros afectos, ante la catilinaria estúpida de incluso mujeres, que ahora se sienten en cuernos de la luna por haber ganado una elección y que exhiben primitivo machismo.
Por supuesto que las políticas públicas e inversiones impulsadas por la mandataria estatal para empoderar a la mujer se derivan de su convicción por esa causa que desde muy jovencita la motivó y si bien no debe esperar nada a cambio, bien harían las beneficiarias de corresponder, de ser recíprocas al menos para guardar las formas y justificar el aire que respiran y los recursos públicos que reciben.
Por cierto, no faltaron quienes pretendieron sobajar a la gobernadora por aparecer en nada privilegiado lugar en la foto grupal de la reciente reunión de la CONAGO con López Obrador, aunque tales festineros debieran de ver mejor ese retrato, porque casi al lado de la mandataria de Sonora está Claudia Sheinbaum, a pesar de que se dice que la citada jefa de gobierno electa de la Ciudad de México, es alguien muy cercana al presidente electo o sea, en la distribución de espacios para la toma de esa foto, nada tienen que ver ni afectos ni odios, reconocimientos ni reproches.
Claudia Pavlovich
Por lo pronto, por que sabe de la importancia de fincar una buena relación con el próximo presidente, de destacar la disposición de la gobernadora para buscar platicar con él ahora que esté en la entidad los días 19, 20 y 21 de septiembre, en lo que ha llamado la gira de agradecimiento.
Pues ojalá ese gesto de cortesía institucional y política sea bien entendido, al tener el propósito fundamental de que a Sonora le vaya bien en los próximos seis años y no derive en reacciones atrabiliarias del morenismo empanizado de Sonora y lo que es peor, del morenismo padrecista, que la elección del 1 de julio les brindó la oportunidad de revanchas o bien se expresen reminiscencias del activismo setentero tan dado también a la descalificación.
Valga subrayar la necesidad de mesura que todos los actores deben guardar en su interacción común, para evitar en lo posible intemperancias y exabruptos como lo hizo la alcaldesa electa de Hermosillo, Célida López al descalificar al Secretario de Gobierno, Miguel Ernesto Pompa Corella como interlocutor con autoridades municipales electas de MORENA o quienes incluso recurrieron a la amenaza para evitar que acudieran a un encuentro convocado por la gobernadora.
Célida López
Debieran entender que vienen tiempos difíciles cuando ya estén instalados en las presidencias municipales y que una relación institucional respetuosa con instancias del gobierno estatal, será muy importante para atender mejor a sus comunidades o sea, podrán darse por enterados que una cosa es decirlo en un discurso y otra que López Obrador les dará la mano cada vez que se ofrezca.
Los problemas financieros de los ayuntamientos son muchos y si bien la actual administración estatal procura atender sus frecuentes emergencias, no hay dinero que alcance y bien dice la gobernadora: la cobija es solo una y no alcanza para cubrir a todos porque si se jala para un lado se desprotege al otro y así, pero como en todo, una buena relación institucional posibilita mejores voluntades.
En otras palabras, a las nuevas autoridades municipales que asumen su encargo el 16 de septiembre, a todas, por la buena salud social de sus entornos de gobierno, deben considerar prioritario aceptar la mano extendida de la gobernadora en lugar de atender y seguir troglodismos al estilo de la padrecista de Puerto Peñasco que será alcaldesa de Hermosillo, ella sí atenida en una base tributaria que a lo mejor la lleve a no tener la necesidad pedir apoyos financieros extraordinarios al gobierno estatal.
Manuel Emilio Hoyos
A propósito de enchiladas, ya resulta insistente escuchar que ante las dificultades que tiene la citada señora para encontrar un Comisario de Seguridad Pública sin tanta cola que le pisen y el riesgo de nombrar a verdaderos pájaros de cuenta como los que se mencionan en estos días, convenza a Manuel Emilio Hoyospara que le entre a ese torito y demuestre lo que asegura en mesas de café y frente a micrófonos: que es experto en asuntos de seguridad pública
Eso de la cola es un decir, pero al menos no creemos que le haya crecido en tiempos recientes, y no estaría mal dicha eventualidad, aunque a decir verdad, hay quienes aseguran que bastó con que se elucubrara de forma pública, que se abrían excelentes opciones para que aterrizara en hechos sus teorías sobre cómo atacar la inseguridad, para que se tirara a perder por “compromisos de agenda nacional”.
