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Un quirófano no parece el lugar más adecuado para cocinar nada. Sin embargo, si todo forma parte de la intervención, la introducción de alimentos en la mesa de operaciones está más que justificada. Puede sonar un poco extraño, pero es precisamente lo que ha ocurrido recientemente en un quirófano de Italia, durante una operación de cerebro.

La paciente, una mujer de 60 años, fue intervenida de un tumor en su lóbulo temporal izquierdo. Se trata de una región cerebral implicada en el control del lenguaje y los movimientos complejos. Por eso, los médicos que la operaron consideraron importante que llevara a cabo alguna tarea de precisión durante el proceso, de modo que pudieran comprobar que todo iba bien. Y sí, podría haber hecho ganchillo, pero de este modo ya tenían un aperitivo para celebrar el éxito posterior de la intervención. Sin duda, era una elección mucho mejor.

Es habitual realizar este tipo de intervenciones con el paciente despierto, ya que se puede detectar rápidamente cualquier pequeño daño que pueda afectar a las capacidades controladas por la zona del cerebro que se está operando. Por eso, no vale cualquier tarea. Debe ser algo relacionado con esa región cerebral, pero también que el paciente esté acostumbrado a hacerlo.

La mujer recién operada es una amante de los fogones y la cocina tradicional italiana. Era necesario que llevara a cabo alguna tarea precisa y, sin duda, pocas cosas lo son más que rellenar aceitunas.

Según informó más tarde el jefe de cirugía del hospital, Roberto Trigiani, a la agencia italiana de noticias Ansa, la operación fue un éxito. 

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