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La campaña de excavaciones en la cueva Prado Vargas, un yacimiento neandertal ubicado en el complejo kárstico de Ojo Guareña (Merindades de Sotoescueva, Burgos), ha permitido recuperar un hogar, además de descubrir presencia de oso de las cavernas y corroborar que fue ocupada durante cientos o miles de años.

Quince investigadores, procedentes de las universidades de Burgos, Cantabria, Granada, Zaragoza y Valladolid, han excavado en el nivel 4 del yacimiento, con una datación media de 46.000 años, y han trabajado en una superficie de 30 metros cuadrados, han explicado en una nota remitida por el Museo de la Evolución Humana, que participa en el proyecto.

La principal novedad de esta campaña, la novena y que se ha desarrollado durante el mes de agosto, ha sido la recuperación de un hogar, que se ha levantado en bloque para ser procesado y estudiado de manera más minuciosa en el laboratorio.

Los análisis de las cenizas, de los carbones y de los sedimentos y materiales rubefactados permitirán conocer qué especies de árboles formaban parte del paisaje, qué temperatura alcanzó el hogar, qué estructura tuvo y cuando se realizó dicha hoguera.

Posible presencia de oso de las cavernas

El segundo gran hallazgo ha sido el descubrimiento en un rincón de la cavidad de ocho coprolitos cuyo estudio preliminar parece indicar que son de oso de las cavernas (Ursus speleaeus).

Los coprolitos son restos de heces fosilizadas y su estudio aportará gran información sobre la dieta y genética de estos animales, pero a su vez su análisis nos permitirá conocer qué frutos y plantas formaban parte de los recursos bióticos de la zona hace 46.000 años, y por lo tanto pudieron ser recolectados por los neandertales que ocuparon la cueva.

La hipótesis de partida es que durante los pocos momentos en los que la cueva no fue habitada por los neandertales, los osos hicieron acto de presencia en la cavidad dejando como evidencias sus excrementos.

Además, la excavación de la nueva superficie ha permitido corroborar dentro del nivel 4 la existencia de diferentes subniveles, lo que demuestra que la cueva fue ocupada por varias generaciones de neandertales, que hicieron de esta cavidad su hogar durante cientos o miles de años.

Restos de animales y herramientas

El equipo de investigadores ha recuperado también durante este agosto más de dos mil restos, entre los que destacan dientes y fragmentos de huesos de animales de oso (Ursus speleaeus), de jabalí (Sus scrofa), de caballo (Equus ferus) y de ciervo (Cervus elaphus).

Junto a estos restos de animales se han documentado numerosas herramientas de piedra fabricadas por los neandertales, la mayor parte de ellas en sílex y en menor medida en cuarcita, entre las que destacan las raederas y las lascas con filo bruto.

El actual proyecto de investigación comenzó en 2016 y está codirigido por Marta Navazo Ruiz (profesora titular de Prehistoria de la Universidad de Burgos), Alfonso Benito Calvo (investigador del Centro Nacional en Evolución Humana) y Rodrigo Alonso Alcalde (coordinador del Museo de la Evolución Humana y profesor asociado de Prehistoria en la UBU).

Fuente: eldebate.com

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