Parteaguas

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Entretelones 
Samuel Valenzuela 

Samuel Valenzuela

Como dicen los clásicos cuando persisten dudas en cualquier propuesta: vamos a dar el beneficio de la duda respecto a los resultados del nuevo marco jurídico aprobado por la legislatura estatal para la Universidad de Sonora, que, así como en noviembre de 1991 con la Ley 4, representa un nuevo parteaguas para la Máxima Casa de Estudios de esta entidad.

No caeremos en el reduccionismo de imponer remoquetes o apodos a la iniciativa aprobada por los grupos parlamentarios al servicio del Poder Ejecutivo de Sonora y votada en contra por la oposición representada por siete integrantes de las bancadas del PAN y de Movimiento Ciudadano, que lo importante es que esa nueva normatividad propicie lo que propició por casi 32 años la Ley 4.

Desde temprano le caímos al coso legislativo con la expectativa de ganar un buen lugar en lo que consideramos sería una jornada aciaga para la representación popular sonorense, en función de lo que ocurrió cuando la formulación de la Ley 4, al prevalecer similares exigencias particularmente en lo relativo al cobro de cuotas escolares.

La sesión fue convocada para iniciar a las diez de la mañana, pero a esa hora un ambiente bucólico, como para dedicarse a la contemplación, prevalecía en torno a todo ese sector del Centro Cívico de la capital del Estado y por eso no nos extraño que sin mayores explicaciones la convocatoria se extendiera hasta las doce horas, lo cual permitió que un pequeño contingente de la comunidad universitaria atendiera la invitación de ir al Congreso del Estado para participar en una “manifestación de acompañamiento” al trámite de aprobación del dictamen que presentarían más tarde las comisiones unidas de Gobernación y Puntos constitucionales, así como de Educación y Cultura.

Sorprenderían a Kafka.

Obvio que a grupos protagónicos en la UNISON les mojaron la pólvora o sus intereses fueron satisfechos, causando extrañeza la inmovilidad y ausencia de la comunidad estudiantil, aunque unos pocos hicieron acto de presencia junto a académicos, en el marco de una movilización donde el único enojo fue por la demora del inicio de la sesión, que para el exdirigente del STAUS y añejo quiste de la estructura de la institución, Sergio Barraza, se debió a presiones de rectoría, “grupos conservadores y diputados de derecha que pretenden revertir las modificaciones a la iniciativa del gobernador”.

Se refirió a que en la reunión de las comisiones dictaminadoras se eliminó la figura de la Junta Universitaria, que en la iniciativa cambiaba de nombre a Consejo de Gobierno y ello requirió modificar gran parte del texto de la iniciativa original enviada por el gobernador Alfonso Durazo Montaño, al derivarse un altero así de cambios al articulado sobre disposiciones y facultades que ahora corresponden al Colegio Universitario.

Mientras esperábamos el inicio de la sesión, diputadas y diputados de MORENA y aliados, Jacobo Mendoza, Ernestina Castro, Fermín Trujillo, entre otros, se escabulleron por la puerta trasera del edificio legislativo para irse seguramente el Palacio de Gobierno a afinar detalles, eliminar aristas surgidas de último momento, así como nos tocó presenciar previo a aquella sesión cuando se aprobó la Ley 4, y eso nos dio tempo para vagabundear por las instalaciones a las que poco vamos en los últimos meses por razones que luego platicaremos.

Bancada Naranja.

Ese vagabundeo nos permitió divisar o saludar al vuelo a los ya mentados, así como a Ernesto de Lucas, Oscar Russo, Natalia Rivera, Rosa Elena Trujillo–que como bancada naranja bajaron al pleno y esperaron pacientemente el arranque de la sesión– Karina Zárate, Celeste Taddei, así como a nuestro añejo amigo Benjamín Gaxiola Loya, titular del órgano de Control Interno del Congreso del Estado y a tantas morritas del gremio secretarial a las que tanto afecto tenemos, así como el reconocimiento de ser la parte fundamental de la estructura operativa del Poder Legislativo de Sonora.

Por supuesto que disfrutamos el recorrido por esos espacios luego nuestra resistencia de compartir espacios con imbéciles y corruptos, buenos para nada que tienen en la indefensión a todas y todos los diputados y que solo se conforman con manotear y a realizar tareas que hasta nuestros amigos de intendencia pudieran realizar.

Como sea, en estos precisos momentos damos seguimiento vía internet el debate o más bien los posicionamientos de los grupos parlamentarios respecto a esa nueva normatividad con la que se pretende el fortalecimiento integral de nuestra Alma Mater, que de arranque podemos asegurar que de forma irrefutable no se respetó la técnica parlamentaria y que bajo condiciones distintas respecto a la correlación de fuerzas en el Congreso del Estado, debió tomarse más tiempo para su análisis.

Benjamín Gaxiola Loya.

Miren, de la iniciativa de proyecto de ley enviada por el Ejecutivo al Congreso del Estado, solo el 20 por ciento llegó al pleno y todas esas modificaciones, derivadas de la eliminación de la figura del Consejo de Gobierno y la conversión del Colegio Universitario como la máxima autoridad, fueron enviadas a diputadas y diputados apenas hace un par de días a diputadas y diputados, aunque ello no fue limitante para ser aprobada por aclamación por la mayoría de MORENA y aliados y rechazada por las bancadas de Movimiento Ciudadano y el PAN.

En el debate en lo general, que insistimos, no fue debate, escuchamos una estructurada exposición del legislador naranja Jorge Russo, quien a sabiendas de que sus argumentos no cambiarían el sentido de la votación del oficialismo, se concretó a describir como opera el ejercicio del poder en condiciones hegemónicas y como en la historia las distintas legislaturas han sido instrumentos del ejecutivo en turno para tomar decisiones autoritarias.

Sagrario Montaño, diputada del PAN iba bien, pero desbarró al acusar que el oficialismo no había movido una coma de la iniciativa enviada por el ejecutivo, cuando obviamente no es verdad, quedando en nada el resto de su exposición luego de recibir severa zangoloteada por la coordinadora de MORENA, Castro Valenzuela Beatriz Cota, del Panalito.

Ramplonas y de plazuela las catilinarias de Celeste Taddei y simplonas las del Pollito Castelo cuyo paso por la UNISON se concreta en ir a comprar dogos de vez en cuando; el del PT, Sebastián Orduño intervino con suma brevedad solo para dejar constancia; Paloma Terán del PES resultó pésima lectora de la tarjeta que le mandaron de ya saben dónde y se limitó a vociferar sus tradicionales estulticias.

Paloma, torpe lectura.

Buena la intervención de Jacobo Mendoza Ruiz, cuyos argumentos fueron para legitimar el proceso legislativo al que se sometió la iniciativa del ejecutivo, para de esa forma y sin aspavientos plantear la posición oficial de MORENA en torno a la reforma a la ley universitaria.

Como era de esperarse, con la contundencia de quien mejor conoce a la Universidad de Sonora de la legislatura local, la diputada del MC, la ya citada Rosa Elena Trujillo hizo una puntual descripción de los efectos de esta nueva normatividad que considera limita la autonomía universitaria, centraliza toma de decisiones, excluye a campus foráneos y limita el quehacer académico de alumnos y maestros, resultando lapidaria al considerar que la propuesta del ejecutivo es muy parecida a la mal recordada Ley 103 y conserva el ADN antidemocrático de la Ley 4.

Conocida como Pinky en el ámbito universitario, la diputada cayó en la tentación de participar en el debate en lo particular, en un intento por precisar algunos puntos que a ojo de buen cubero parecieron razonables, pero que como resultó lógico sus propuestas fueron rechazadas e igual ocurrió con intentos similares de las bancadas de oposición.

Por ahí a las cuatro y media de la tarde concluyó ese proceso legislativo que creímos iba ser más apasionado y candente, pero del que nace una nueva ley que a ojo de buen cubero el sector estudiantil vuelve a tener representación en las instancias de autoridad de la UNISON; establece la gratuidad gradual de la educación y de inicio se enfoca hacia grupos vulnerables, propicia la paridad de género en órganos de gobierno, entre otros beneficios.

Desde nuestra perspectiva y luego de la experiencia de cubrir en 1991 la formulación de la Ley ya en el cementerio, los contrastes son evidentes y por primera vez hemos visto que lo que aquella vez fue un estallido de rechazo por atentar contra la autonomía universitaria, gratuidad y por la abierta participación del ejecutivo y su mayoría legislativa, ahora, cual síndrome kafkiano, la actitud es de total respaldo a una promoción también surgida desde el ejecutivo y aprobada por su mayoría legislativa y quienes nieguen dicha realidad pues sabe en qué mundo vivan.

Alfonso Durazo Montaño.

Como decíamos, así como cuando se aprobó la ya abrogada Ley 4, vamos a dar el beneficio de la duda a esta nueva legislación que la representación popular sonorense ha dado a la Universidad de Sonora, y también como en aquella ocasión, confiar en que no se harán realidad los malos augurios respecto a las frágiles condiciones de gobernabilidad, mucho más remarcadas con la ley aprobada este jueves.

Por lo pronto, en términos de vacile podemos decir que el gobernador Alfonso Durazo Montaño tiene insuperable coartada que lo deslinda de cualquier estropicio derivado de la jornada legislativa de este día, ya que andaba en Álamos para presidir junto con el titular de Turismo, Miguel Torruco Marqués, la actualización del título de Pueblo Mágico de esta colonial cabecera municipal.

Reportan un buen evento por aquellos rumbos  y mejor, el que se hayan anunciado diversas acciones para la rehabilitación del alumbrado público, ampliación del corredor cultural y convertir el Festival Alfonso Ortiz Tirado en una celebración de la talla del Festival Internacional Cervantino.

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