HABLAR, LEER, ESCRIBIR

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Hace unos días, dentro del programa de un evento médico académico, un muy apreciado colega disertó sobre un tema por demás interesante: El Arte de la Escritura.  Si bien, la amena conferencia giró en torno a los orígenes, estructura y características de los diferentes géneros literarios, no dejó de lado los aspectos motivacionales. El mensaje fue claro y fuerte: el humano ha escrito, escribe y escribirá lo que ve, lo que cree, lo que siente. Como bien dijo Miguel de Cervantes: La pluma es la lengua del alma, el colega no dejó de invitar al auditorio a adentrarse en la mágica experiencia que implica el expresarse a través de la escritura.

Al término de la plática le manifesté al ponente mi postura nihilista con un ejemplo muy iconoclasta y le pregunté lo que a su juicio podría esperarse sobre la invitación a escribir que hacía al auditorio, teniendo en cuenta la pobreza de lenguaje que caracteriza a la juventud de hoy en día, pues como reza el refrán, es muy difícil hacer cosas épicas con personas básicas.

En su respuesta, me remitió a la parábola del sembrador (Mateo 13:2-9, Marcos 4:1-9 y Lucas 8:4-8). Yo le mandé una bola que pudo ser interpretada como que llevaba chanfle (tener en cuenta que la audiencia estaba constituida preponderantemente por sujetos menores de 40 años) y la recibí de regreso con el mismo efecto. No pudo ser más salomónico. Solo le faltó decir: El tenga ojos para ver…

Abundaré aquí un poco sobre mi postura, lo que era imposible hacer en el espacio de preguntas y respuestas posterior a la conferencia de mi colega. Empezaré con lo que hace tiempo Stephen King hizo patente con varias frases respecto a éste punto en un artículo en la revista CQ.  Me sentí tan completamente identificado, que escribí las frases y recurro a ellas constantemente:

Leer es el centro creativo de la vida de un escritor

Si no tienes tiempo para leer, no tienes tiempo, ni las herramientas para escribir. Así de simple

Si tuviera un centavo por cada persona que me dice que se quiere convertir en autor pero que ‘no tenía el tiempo para leer’, me podría comprar un buen filete para cenar

Lectupedia(1) en su reporte del promedio de libros leídos por país hasta julio de 2022 (por persona/año), nuestro país no salía muy bien librado:

  • Francia: 17
  • Estados Unidos: 12
  • Corea del Sur: 11
  • España: 9.9
  • Portugal: 8.5
  • México: 1.7

Habría que mencionar que en éste reporte se incluyó para México, tanto a la población lectora, como a la no lectora. Sin embargo, el último informe elaborado por el INEGI en éste sentido (Módulo de lectura, MOLEC 2023), no consigue que echemos las campanas al vuelo, a pesar de que ahí sí se hace la diferencia(2).

De acuerdo a éste documento, tres de cada diez mexicanos mayores de edad y que saben leer, no han leído ningún material en el último año. Sobre la lectura de libros, el MOLEC muestra que, en el último año, los mexicanos leyeron 3.4 libros, menor a los 3.9 libros de 2022. A pesar del descenso de 2023, este no es su nivel más bajo desde que se tiene registro, pues este es de 2018 con 3.1 libros. Este promedio, aquí sí corresponde solo a la población lectora. El tiempo promedio por sesión de lectura fue de 42 minutos, con un comportamiento similar entre hombres que fue de 42 minutos y de 43 minutos en mujeres. En el informe se puede constatar cómo los libros ya son superados en cuanto a material principal de lectura en algunos grupos de edades. En el grupo de 18 a 24 años las páginas de internet son leídas por 63% y libros se quedan en el 54%. En el grupo de 25 a 34 años las páginas de internet tienen un 52% y los libros 47%.

Otros hallazgos significativos del MOLEC 2023, son los siguientes:

  • En 2023, el porcentaje de la población lectora de 18 años y más, descendió 12.3 puntos porcentuales en relación a 2016.
  • La disminución de personas lectoras es gradual con la edad. Para los grupos de 18 a 24 y de 25 a 34 años, ocho de cada 10 personas leen. En el grupo de 65 años y más, seis de cada 10 personas son lectoras.
  • La población no lectora presenta una mayor carencia de estímulos para la lectura durante la infancia: 83.0 % declaró que sus padres o tutores no la llevaban a bibliotecas o librerías, 79.7 % dijo que sus padres o tutores no le leían y 68.3 % no veía a sus padres o tutores leer.

Respecto a éste último punto, me gustaría compartirles una anécdota que un colega y amigo muy querido, prematuramente fallecido (Manuel Santillana), una vez me contó. La profesora de literatura de la escuela donde estaban sus hijos, convocó a una junta con los padres de familia porque sentía que todas las estrategias utilizadas para que los alumnos (de preparatoria) leyeran, resultaban infructuosas. Se mencionaron varias propuestas por parte de los padres, todas dirigidas a los alumnos. La profesora, ya las había ensayado todas. Manuel levantó la mano y sugirió que los padres leyeran el mismo libro que el(la) hij@ (en éste caso novelas) y que una o dos veces a la semana, dedicaran una hora a comentarlo con su hij@. La respuesta fue inmediata y surgió de todos los que lo rodeaban: ¡Que hueva!… nosotros no somos los del problema. La junta terminó como empezó.

Los hallazgos del MOLEC 2023, han sido analizados con detalle tanto en entornos académicos como fuera de ellos; tanto confirmados, como cuestionados. Van las referencias para quienes gusten clavarles el diente (3,4).

Cuando le formulé a mi colega la pregunta al final de su conferencia, le mencionaba que cuando escuchaba hablar a mis alumnos (tanto de pre como de postgrado) en corrillos fuera de las clases, en sus fiestas, o en las frecuentes pisteadas que para muchos jóvenes ya son costumbre en la vía pública, amenizadas con estéreos a todo volumen, se podía calibrar la triste pobreza en el lenguaje de sujetos que pasaron por una Universidad. Esta no solo resulta cuantitativa (escases de palabras), sino cualitativa: por cada 10 palabras que se articulan, al menos una vez aparece la “V”; expresión antes proferida solo por el género masculino, ahora utilizada por las damas con singular frecuencia. Para mí, no sé si también para Ustedes, este es un dato por demás preocupante, manifestación significativa de por qué estamos como estamos.

Patricia Caratozzolo, docente en el Writing Lab del ITESM, ha documentado como el vocabulario de los jóvenes se va reduciendo en su vida universitaria, posiblemente a menos de 800 palabras. Ha descubierto que los jóvenes, casi profesionistas, no pueden evitar trasladar esas mismas expresiones al ámbito profesional; aunque platican muy a gusto con sus amigos, se manifiestan nerviosos e inseguros cuando tienen que defender sus ideas ante una audiencia más grande, con los profesores o con sus mismos colegas de trabajo.

Esto la llevó a preguntarse: ¿Existe una relación entre esos síntomas y el hecho de tener una limitada capacidad de comprensión de textos complejos? ¿Cómo se relacionan sus dificultades de expresión oral con la generación de reportes o escritos propios que son inconexos y de muy baja calidad lingüística? Surgió así el proyecto “Diseño de estrategias didácticas para potenciar la riqueza léxica de los jóvenes”, que posteriormente fue incluido dentro de una estrategia más compleja que pretende un objetivo muy deseable: el fortalecimiento del pensamiento crítico en los estudiantes (5).

Y si comunicarse verbalmente bien y mejor, puede resultar benéfico desde una perspectiva utilitaria, igual o más lo tiene desde lo humanístico, pero ése es material para otra ocasión. Lo tocaré solo tangencialmente con un breve ejemplo. Primero, escuchen y reparen en la letra de Trap, canción intepretada por Shakira y Maluma(6) y luego hagan lo mismo con la versión de Soy lo prohibido con Joan Manuel Serrat(7) y después de éste ejercicio, se pondrán muy probablemente en sintonía con lo dicho de manera soberbia por Samuel Beckett: Las palabras es todo lo que tenemos.

Me sumo totalmente a la invitación a escribir que hace mi colega; la experiencia será maravillosa(8), pero también creo a pié juntillas lo expresado por Truman Capote: Para mí, el mayor placer de la escritura no es el tema que se trate, sino la música que hacen las palabras. Antes de escribir, hay que aprender a comunicar oralmente, aprender a hablar bien y como se debe. Creo que no hay mejor camino para conseguirlo que la lectura, y después de leer mucho y de todo, entonces la escritura surgirá  casi de manera natural.

Después de conocer los hallazgos del MOLEC 2023, y el Top 10 de lo que se escucha en Spotify(9), ¿en donde creen que caerá la semilla del sembrador?

Salud y paz.

Plutarco.

BIBLIOGRAFÍA.-

  1. https://lectupedia.com/es/cantidad-de-libros-leidos-por-pais/
  2. https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2023/molec/molec2023.pdf
  3. https://www.humanidadescomunidad.unam.mx/agoniza-la-lectura-en-mexico/
  4. https://uvejota.com/articles/5854/molec-2023-realmente-disminuyo-la-poblacion-lectora/
  5. https://doi.org/10.1007/s12008-019-00559-6
  6. https://www.youtube.com/watch?v=zkG4Xpz6t68
  7. https://www.youtube.com/watch?v=9dXqg5-DVfc
  8. https://www.youtube.com/watch?v=dIm3k-WZwzU
  9. https://www.debate.com.mx/show/Top-10-de-las-canciones-con-mas-streams-en-el-mundo-en-Spotify-2023-20230624-0106.html
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