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Con inusual entusiasmo celebraron los dirigentes y otros personajes de primera línea en el PAN, PRD y MC locales, el registro del llamado Frente Ciudadano por México que de manera simbólica quedó sellado en Sonora con esa imagen en la que aparecen los diputados del PAN, Luis Serrato Castell; del PRD, Juan José Lam Angulo y del MC, Carlos León.

 

A fuerza de ser justos, hay que decir que esta coalición es en realidad un reencuentro de viejos andantes de los mismos caminos, especialmente en los últimos ocho años. El buen amigo Charly León militó en el PAN y trabajó al lado de panistas durante mucho tiempo; Juan José Lam, desde su militancia perredista, hace mucho que ha trabajado a favor de la causa, no tanto del PAN, pero sí del padrecismo. Y Serrato, bueno, Serrato es un convencidísimo militante del blanquiazul y promotor de este frente.

 

En esa lógica, y bien vistas las cosas, en realidad este frente, al menos en Sonora, podría ser un ejercicio de suma cero. Es decir, el PAN, como cabeza de esta alianza sumaría, del PRD, los mismos votos que le llegaron de ese partido en la elección 2015, cuando el perredismo promovió subrepticiamente el voto a favor de los candidatos del PAN.

 

La cosecha de votos para los candidatos del PRD fue en ese año, la más baja que se haya registrado en los últimos cinco o seis procesos electorales, por esos mismos motivos y apenas le alcanzó para una alcaldía (Bácum), una diputación local plurinominal y algunas regidurías.

 

Movimiento Ciudadano si bien conquistó también una diputación local pluri, no ganó ninguna alcaldía, pero sí varias regidurías en municipios importantes: Hermosillo, Nogales, Cajeme, por citar tres de ellos. Y esos votos vinieron, en una buena medida, de panistas resentidos por la exclusión de que fueron objeto en los años del padrecismo.

 

Para decirlo coloquialmente, la alianza PAN-PRD-MC, en términos de votos, vendría a ser el mismo cuero del que salieron las correas, al menos en los últimos tres procesos electorales.

 

Con una agravante: el acuerdo frentista se firmó en las cúpulas partidistas, que no pasan precisamente por su mejor momento en términos de legitimidad frente a sus bases, que podrían migrar sus votos hacia otras opciones o bien optar por el abstencionismo o la anulación.

 

En esto tendrá que ver, y mucho, lo que suceda una vez que se designen los candidatos del frente. Los que llevarán mano a la hora de esas designaciones serán los panistas, como fuerza principal que se asume, es.

 

Aún más: ¿Cuántos panistas se sumarían a las campañas de algún candidato proveniente de la izquierda tan odiada y ‘chaira’?

 

Y entonces se abrirá otro debate encarnizado, porque cuesta trabajo imaginar a la militancia de izquierda haciéndole las campañas a los Dagninos, por citar el ejemplo más a la mano de la política delincuencial. O a los mismos del Movimiento Ciudadano chambeando para sus verdugos, sin la esperanza de buenos sitios en las listas plurinominales de diputados locales y regidores, principalmente.

 

Es decir: ¿Quiénes irían en los primeros lugares de esas listas? ¿Los padrecistas que hegemonizan el PAN y cuya carga negativa los convierte en prospectos a la derrota, pero andan urgidos de fuero? ¿Los de MC o los perredistas?

 

Y bueno, ya ni hablar de las propuestas de campaña de los candidatos de este frente, a la hora de la toma de posiciones respecto a temas como el aborto, el matrimonio igualitario, la legalización de las drogas, por decir algunos en los que mantienen posiciones antagónicas.

 

En resumen, la euforia con que en las cúpulas se festinó la firma del acuerdo frentista, no tiene mucha conexión con la sorpresa, el escepticismo y el desánimo que provocó entre las bases de los tres partidos, ese acuerdo.

 

Quizá los principales beneficiarios de ese frente sean el PRI y Morena, posibles receptores del voto del desencanto. El primero, con toda la fuerza del Estado a su favor; el segundo, como el partido emergente que más ha crecido en los últimos años.

 

Como decíamos ayer, la elección 2018 no sólo será atípica, sino impredecible. Hagan sus apuestas.

 

II

 

Y a propósito de estafas maestras, el bombazo que publicó el portal Pájaro Político en colaboración con la AC Mexicanos Contra la Corrupción que preside ClaudioX. González hijo se llevó entre las patas a una veintena de funcionarios y ex funcionarios federales de primer nivel, y seguramente implicará a cientos de servidores públicos de menor rango.

 

Las esquirlas alcanzaron a darle a varios, entre ellos la actual titular de Sedatu, Rosario Robles Berlanga y hasta al alcalde de Hermosillo, Maloro Acosta, a quien involucraron mediante un refrito de información que ya había aparecido en 2015, justo en medio de su campaña electoral por la alcaldía.

 

Hoy, a unos días de que inicie oficialmente el calendario electoral 2017-2018, el tema sale de nuevo a la luz, ampliado a unas 20 dependencias del gobierno federal presuntamente implicadas en triangulaciones financieras dudosas entre éstas y varias empresas (algunas ‘fantasmas’)  y universidades que habrían facturado miles de millones de pesos por trabajos que no realizaron o que realizaron a medias.

 

El contexto en el que aparece el reportaje no podía ser más crítico. Justamente cuando el dirigente nacional del PAN se encuentra envuelto en litigios por enriquecimiento inexplicable; la agenda legislativa federal se encuentra secuestrada en la guerra por el nombramiento del Fiscal General Raúl Cervantes, y a éste le acaban de destapar otro asunto relacionado con la compra de un auto de superlujo, valuado en más de 3 millones de pesos y ‘emplacado’ mediante datos falsos, concretamente un domicilio que no tiene nada que ver con el dueño del vehículo.

 

El alcalde salió ayer a deslindarse de este asunto. Refirió que en su momento aclaró esas acusaciones y explicó que en el caso en el que se le involucra, el contrato que hizo con una universidad para tareas relacionadas con la modernización del catastro rural, medición de núcleos agrarios, entre otras cosas, siendo director del Registro Agrario Nacional fue legal.

 

La ley, dijo, permite contratar universidades para tareas de investigación y capacitación, de acuerdo con el Artículo 41 Fracción X de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público.

 

Sin duda los involucrados en estos asuntos tendrán muchas cosas más que explicar, pero lo que en este espacio hemos venido repitiendo desde hace tiempo, es que el tema central de la campaña sucesoria 2018 será el de la corrupción, tema del que no parece salvarse nadie en la clase política nacional.

 

Triste la disyuntiva de los mexicanos, de tener que elegir no entre el mejor y el peor, sino entre el menos peor de todos los malos.

 

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