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Ni siquiera en 1988, con el ascenso del Frente Democrático Nacional que postuló a Cuauhtémoc Cárdenas a la presidencia de la República, el sistema político mexicano estuvo en un riesgo mayor de romperse, como en 2006, cuando las protestas contra el fraude electoral estuvieron, en las calles y en las cámaras, a punto de impedir que Felipe Calderón Hinojosa tomara posesión como presidente.

 

Esta es una de las muchas revelaciones que hizo ayer Manlio Fabio Beltrones que, invitado por el sempiterno presidente de la Mesa Cancún, Carlos “El Kaly” Rodríguez, hizo ante el pleno de ese grupo de periodista que ayer sesionó en su versión ampliada, incluyendo a ex integrantes, prófugos de otras mesas y uno que otro columpio.

 

Muchos de los episodios de la accidentada vida política nacional, Beltrones no los leyó en un libro ni se los platicaron. Las dos últimas décadas del siglo pasado y las dos que corren del presente siglo, han sido observadas de cerca, desde posiciones privilegiadas en las esferas del poder político, por este hombre que concita aplausos y condenas, pero al que no puede regateársele influencia en los círculos de poder, donde se toman decisiones que marcan el rumbo del país.

 

Con ese bagaje a cuestas, expuso durante una hora la evolución del sistema político mexicano desde 1976 hasta la fecha, para concluir en la propuesta que ha venido puliendo desde hace casi una década, a propósito de los gobiernos de coalición; el acuerdo de las fuerzas políticas nacionales, no para ganar una elección, porque eso no ha pasado de coaliciones electorales, sino para darle gobernabilidad al país.

 

Esto es algo que no se hacía necesario hasta 1976, cuando el PRI ganó la elección presidencial con el 97 por ciento de los votos, ya que el PAN no registró candidato y el Partido Comunista postuló al líder ferrocarrilero Valentín Campa, pero ese partido no tenía registro, así que sus votos, los que pudo haber tenido, no contaron.

 

“Igual no sé por qué el PRI no ganó con el cien por ciento de los votos”, ironizó Manlio.

 

Entonces vino la reforma política cuya autoría se adjudica a Jesús Reyes Heroles, que abrió las puertas de las cámaras al resto de los partidos existentes en ese entonces, por la vía de la representación proporcional. Una reforma validada por Fernando Gutiérrez Barrios, a cuya sombra se formó Beltrones, con estas palabras: “está bien, más voces en las cámaras, menos bombas en las calles”.

 

Luego vino la elección de Miguel de la Madrid y luego el 88, cuando ganó Salinas: “no tengo ninguna duda de que ganó. Con el 50.2% de los votos, pero ganó. Ni siquiera sumando los votos de Cárdenas, El Maquío y Rosario Ibarra de Piedra, hubieran ganado, pero hay que recordar que los tres participaron cada quién por su lado”, apuntó.

 

Lo cierto es que el sistema comenzaba a plantear nuevos escenarios de participación político-electoral. Para el 94 ganó el voto del miedo, tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio, y ganó Zedillo, que no era el más simpático de los candidatos. El 2000 gana Fox, con el llamado voto útil, y fue un momento en que se quiso acercar a un gobierno de coalición, integrando a su gabinete a personalidades de otros partidos e independientes. Pero eso fue una gran farsa.

 

El gabinete de Fox se integró supuestamente con la selección que hicieron los famosos ‘head hunters’, pero en realidad (y eso se lo reveló Jorge G. Castañeda a Manlio) se hizo bajo los mismos criterios que en gobiernos anteriores. Prácticamente un sistema de cuotas y cuates.

 

Total que a partir de 1988 en el México de la pluralidad política no se ha podido superar esa etapa donde el que gana, gana todo; y el que pierde, pierde todo y se dedica a fastidiar al que gana. Eso es lo que sólo puede superarse con un gobierno de coalición, sostiene Manlio.

 

Le pregunté qué tanto ha permeado esa idea en el propio PRI, partido al que vimos recientemente accionar en el Estado de México, luchando no por la gobernabilidad democrática, sino por los puntos porcentuales que le permitieran ganar el tercio mayor.

 

Y su respuesta, palabras más, palabras menos, fue que precisamente ese es el punto. Que los partidos políticos no pueden ya estar pensando en coaliciones electorales para ganar una elección que no garantice la gobernabilidad, sino en gobiernos de coalición que superen esa visión de corto alcance, que sólo reproduce condiciones de ingobernabilidad.

 

En el Estado de México, si el PRI hubiera ido solo, no gana. Pero el triunfo de su coalición con otros partidos tampoco garantiza condiciones de gobernabilidad.

 

“Pero no sólo en el PRI, sino en el PAN, en Morena, en el PRD, con la gente que yo he hablado de estos partidos, coinciden en que la ruta son los gobiernos de coalición”, subrayó.

 

Y bueno, imagino que Beltrones, cuando habla de la gente de esos partidos con la que ha hablado, no alude a personajes menores de la vida pública nacional.

 

Fue una plática de más de dos horas, que resulta difícil resumir en una columna. A Beltrones le preguntaron sobre las aspiraciones de su hija Sylvana y respondió que ella tiene una vida política propia. Le preguntaron sobre su presunto conflicto con la familia Bours, y contestó que no tiene más que respeto para esa familia, con la que mantiene una relación estable. Si alguno de sus miembros tiene alguna animadversión hacia su persona, de mi parte sólo habrá respeto, dijo.

 

Si a la grillísima lectora, el beltronista lector le interesa escuchar completa la entrevista, lo invito a que visite mi página de Facebook, donde transmití en vivo la parte medular de este encuentro. Ahí se podrá enterar al detalle de muchas cosas.

 

II

 

Y a propósito de coaliciones electorales, interesante charla la que sostuvimos ayer un grupo de periodistas con Salvador Escobedo, diputado local de Puebla que desde hace un par de meses se viene haciendo cargo de la precampaña de Rafael Moreno Valle en Sonora, y que ayer presentó como el coordinador permanente al ex candidato a la dirigencia estatal, Adrián Espinoza.

 

Fundamentalmente, el trabajo de ambos consistirá en empujar la propuesta de que el candidato (o candidata) presidencial del Frente Ciudadano por México, que integran hasta el momento PAN-PRD y MC, pero según su dicho está a la espera de engrosar sus filas con el PANAL y el PVEM salga de una consulta ciudadana en las urnas.

 

Sería, dijo Escobedo, una especie de primera vuelta, en la que quien resulte con el triunfo, sume al resto las fuerzas participantes para impulsar una candidatura bien legitimada, y que en esos mismos términos se legitime el gobierno que encabece, en caso de ganar la presidencia.

 

Actualmente hay un escenario en el que el PRI no llega ni al 30 por ciento de las preferencias electorales. Las dos principales fuerzas en disputa son, por un lado Morena, que significa un regreso al populismo, y el Frente Opositor, que aglutina diversas fuerzas que han decidido dejar a un lado algunas diferencias ideológicas y políticas, para avanzar en las coincidencias programáticas.

 

Los apoyadores de Moreno Valle en Sonora, que suman por cierto a Alejandro López Caballero, Jesús Villalobos y Carolina Lara como las figuras más relevantes, están dispuestos a empujar en Sonora esa misma propuesta, para que los candidatos locales del Frente en el que participan, también sean electos en las urnas, antes de probarse en la elección constitucional.

 

La tarea, admiten, no es sencilla, pero en el plano nacional la vienen impulsando los precandidatos Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle, del PAN, y Silvano Aureoles, del PRD.

 

Faltaría ver qué dicen las cúpulas de sus respectivos partidos, generalmente reacias a abrir los procesos al voto ciudadano.

 

III

 

Ayer confirmamos que el silencio de Célida López tras el arrebato en el que le tupió a Damián Zepeda y sus achichincles (así les dijo), obedeció a un acuerdo con la dirigencia estatal, desde donde se le convenció de no revolver más el agua, so pretexto de no aparecer como comparsa del PRI, en momentos en que está por discutirse la glosa de la cuenta pública estatal y las municipales.

 

La diputada accedió a bajarle de espuma a su chocolate, pero sólo mientras pasa ese tema en el Congreso local. Su convicción de que es la mejor posicionada rumbo a la candidatura al senado, se encuentra intacta.

 

Y también, ojo, su convicción de que si el PAN le cierra las puertas en esa lanzada, no dudaría un segundo en buscar otras opciones, teniendo en primer lugar a Morena. ¡Arremángale o arrempújale!

 

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