Misión cumplida

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Ni en sus más febriles noches de refocilación con las musas, Luis Estrada habría creado escenas como las de ayer, en Villa Toscana, esa vieja hacienda decimonónica en el poniente de la ciudad, gentrificada para albergar los sueños dinásticos de la pequeña burguesía local, del aspiracionismo buchón, de la clase media trepadora y del machuchonismo emergente.

Es un precioso local para bodas, amplísimo, con un impresionante jardín rodeado de construcciones de arquitectura italiana, un lago, fuentes y hasta su propia iglesia “custodiada por dos arcángeles y virgen de Guadalupe tallados a mano en cantera”, de acuerdo con la promoción del lugar.

Ayer fue sede de la presentación de un libro. Y Murakami, qué digo Murakami, García Márquez Annie Erneaux, Hemingway, Faulkner, Octavio Paz, Gabriela Mistral, Neruda, Asturias y cualquier otro premio Nobel de literatura se habrían cortado la mano con la que escribieron su obra si a cambio les hubieran prometido una audiencia como la que ayer abarrotó Villa Toscana para asistir a la presentación de “El camino de México”, autoría de Marcelo Ebrard Casaubón, el canciller mexicano que está a nada de convertirse en el “Peso Pluma” de la literatura del mundo mundial.

El poniente de Hermosillo se colapsó en sus vialidades principales. El bulevar Colosio y el Quintero Arce se convirtieron por la tarde en gigantescos estacionamientos donde alegre y amablemente convivían y se saludaban los hermosillenses, siempre fieles a sus costumbres de cortesía y gentileza cuando de conducir por sus calles se trata.

El flujo vehicular incluía autobuses y camiones de transporte de personal, llenos de ávidos lectores que ya no veían la hora de escuchar al canciller exponiendo el contenido de su libro, escudriñando las razones y los motivos por los cuales quiere ser presidente de la República, y enterándose de la firmeza con la que promete dejar atrás toda una historia de simulaciones y malas artes, tarea que desde hace cinco años viene trabajando con singular denuedo su jefe y guía, Andrés Manuel López Obrador, pero a la que hay que darle continuidad para no volver a un pasado de corrupción, desigualdad, pobreza, sometimiento al imperio norteamericano.

Y a Marcelo hay que creerle, porque por primera vez en la historia, un canciller mexicano declara a un senador gringo “persona no grata”, referencia que desata algunos aplausos y uno que otro grito de entusiasmo entre la multitud que vino de todos lado.

Desde el ejido La Victoria en la zona rural oriente de Hermosillo, hasta Guaymas y Cajeme, Nogales, San Luis Río Colorado. Desde pueblos y rancherías, costa y desierto, colonias marginales, lo mismo que fraccionamientos y privadas de medio pelo, hasta las colonias más exclusivas, todos se han dado cita y las calles no dejan lugar a dudas sobre el carácter plural y diverso de la convocatoria atendida.

Hasta dos horas para avanzar un kilómetro antes de llegar a Villa Toscana, por las calles que hacia allá conducen y allí van desde el ‘hondita onappafa’ hasta la Yukón blindada; el Mustang buchón y la Van despintada; la troca mamalona y el camión del que bajan, echándose aire con el sombrero y batallando con los lepes, avanzando en grupos a pie, guiados por quien parece ser su maestra de literatura y cuyo rostro, por alguna razón me resulta familiar, como si antes la hubiera visto antes en menesteres similares durante algún mitin de campaña del PRD, del PRI o del PAN. Pero quizá solo son figuraciones mías.

II

El evento, programado para las cinco de la tarde comenzó rayando las seis, pero el retardo es explicable. La asistencia rompió las expectativas. Por miles, llegaron de todas partes a la presentación del libro de Marcelo Ebrard. No sé, creo que desde que presenté la primera edición de El Zancudo, Hermosillo no había sido sede de un evento tan tumultuoso.

En el templete, el gobernador Alfonso Durazo sonríe satisfecho. Se ve feliz y relajado.

No es para menos.

En la víspera, le habían cargado sobre sus hombros el peso de la parcialidad, de la preferencia hacia una de las ‘corcholatas’ que, se presume, es la favorita del presidente. La señora Claudia Sheinbaum que estuvo el pasado sábado en Hermosillo para ofrecer una conferencia magistral sobre políticas públicas en la Ciudad que gobierna. La jefa de gobierno de la Ciudad de México puso hasta las lámparas el Expo Fórum con una audiencia igualmente atenta e interesada en lo que allí expuso.

Y entonces la maledicencia comenzó a tejer historias sobre la preferencia del gobernador hacia la señora Sheinbaum, y a suponer que al carnal Marcelo lo castigaría con el látigo de su indiferencia.

Nada más alejado de la realidad. Por la mañana, el canciller fue el personaje principal en el penúltimo día de una sesión internacional sobre acuicultura en la que participaron más de 60 representantes de igual número de países para avanzar en la definición de políticas públicas contra el hambre en la aldea global.

Y por la tarde, el gobernador fue el presentador oficial antes de cederle el micrófono a Marcelo Ebrard para que resumiera el contenido de su libro ante una multitud variopinta desde el graderío de atrás donde convivían las doñitas del barrio con la burocracia de nivel 4 para abajo, que en la parte media dónde estaba la clase media exageradamente estable (diría el Ismael Mercado), o en la zona VIP donde aplaudía entusiasmado todo el gabinete legal y ampliado.

III

Se equivocaron quienes pensaban (yo entre ellos) que el evento de precampaña de Marcelo Ebrard sería desangelado en comparación con el de Claudia Sheinbaum.

A reserva de ver las tomas aéreas y considerar otros parámetros, creo, desde esta pobre experiencia de 30 años cubriendo eventos masivos, que la presentación del libro del carnal Marcelo convocó más gente que la conferencia magistral de Claudia Sheinbaum.

Ignoro si eso sea bueno o malo para el gobernador, pero sin duda creo que es bueno para el presidente del Consejo Político Nacional de Morena, a quien no pueden acusar de cargar los dados en favor de uno u otra candidata.

Los eventos para Claudia y Marcelo en Sonora no dejan lugar a dudas de que Alfonso Durazo, que es el gobernador y es el presidente del CPN de Morena, hizo lo que tenía qué hacer para probar que puede dar dos pasos atrás, colocarse al margen del espinoso proceso interno y ofrecer piso parejo, equidad y respaldos por igual a los dos punteros en la sucesión presidencial.

Apuntes a manera de colofón

1.- La sucesión presidencial se ha decantado y solo quedan dos corcholatas: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard.

2.- El gobernador de Sonora y presidente del Consejo Político Nacional de Morena no tiene favorito y está jugando en esta etapa un rol signado por la institucionalidad y la imparcialidad que le exigen su investidura.

3.- Luis Estrada es un niño de pecho si se le compara con lo que la realidad de estos días nos muestra y la que nos depara.

Colofón

Salgo del evento y me dirijo hacia el poniente, caminando por el lado sur del canal de aguas negras que cruza esa zona. Avanzo más de 500 metros buscando un retorno hasta tratar de localizar mi carro, que dejé del otro lado del bulevar. Por fin lo veo, pero no se ve en el horizonte un retorno, así que vuelvo sobre mis pasos para rodear ese canal de aguas pestilentes.

Pienso en los residenciales de esa zona y sus baños de mármol y retoques arquitectónicos mamalones que tienen un punto de convergencia en ese canal apestoso a mierda, como apesta en los barrios olvidados de Hermosillo. Encuentro que finalmente hay algo que los hermana, en medio de tantas cosas que los separan.

La pluralidad, la diversidad, la equidad, el fin de la simulación, me digo.

Y me voy, jugando con la idea de que algún día, alguien ofrecerá una conferencia magistral o presentará un libro en Hermosillo, frente a miles y miles de personas que acuden, convencida y voluntariamente, a escuchar, sin que nadie pague ni el local, ni las aguas, ni el raite, ni el regreso ni la perpetuidad de las cosas que se repiten…

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