Antes de nada, creciente el malestar entre cientos de adultos mayores que a lo largo de los últimos días no han podido acceder a los recursos que se supone les fueron depositados en sus cuentas del Banco del Bienestar, además de tal plástico es rechazado por cajeros automáticos de otros bancos, así como en el comercio organizado.
Nos constan las peripecias de vecinos de comunidades rurales al nororiente de Hermosillo que durante la semana pasada o desde antes han hecho varios viajes a la ciudad capital para disponer del dinerito que se supone fue depositado, con la novedad que si bien sí aparece en su cuenta no hay cajero ni tienda de donde se quiera sacar o comprar algo.
A algunos muy apurados no les ha quedado de otra que irse a sumar a la kilométrica fila que espera ser atendida en el banco del Bienestar, en donde es ejemplar el burocratismo, la lentitud, cuando no está caído el sistema se les va la luz o al cajero se le acabó la lana, en el marco de una problemática que debiera ser atendida de inmediato, porque nuestros viejitos no están para aguantar horas en el raso del sol ni ser atendidos con groserías por esos neobanqueros.
Todavía este lunes nos avisan que siguen los atorones para poder sacar la lana de ese famoso plástico, dándose con mucha frecuencia, que en todo intento de disponer en cajeros de la banca comercial y sin importar si se sacó el dinero, de todas formas, cobran comisión que nos dicen va de 30 a 50 pesos.
Y en otros asuntos cuatreros, sólo en México puede pasar el que un movimiento progresista, liberal y de izquierda como se dice MORENA, se impulsen candidaturas que representan todo lo contrario o que traigan tatuado el sello de la muerte, como son los casos de Omar García Harfuch y Hugo López Gatell.
Está la impresentable gobernadora de Campeche o el ignorante patidifuso gobernador de Veracruz, los incompetentes que gobiernan Zacatecas o el Estado de Guerrero, figuras señeras que retratan muy bien la tendencia del presidente Andrés Manuel López Obrador de vulgarizar el ejercicio de gobierno por su crónica carencia de seriedad.
Inexplicable la cercanía y afectos, compromisos y proyectos que comparten Claudia Sheinbaum y el llamado super policía de la Ciudad de México, el mentado Omar García Harfuch y contradictorio el “sentido” mensaje de la candidata a la presidencia del partido oficial con motivo del 55 aniversario de la matanza de Tlatelolco.
No es cualquier cosa que mientras deplora y cuestiona esos tan lamentables sucesos, sobe el lomo, proyecte y posiciones como aspirante a la jefatura de la Ciudad de México, al nieto del general que estuvo al mando de la tropa que masacró a estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas y al hijo de quien encabezó la guerra sucia en contra de integrantes del movimiento revolucionario de este país.
Sí, Marcelino García Barragán estuvo al mando de la tropa que durante meses persiguió al movimiento estudiantil en la capital del país, que culminó con ese sangriento golpe de timón el 2 de octubre, y sí Javier García Paniagua fue quien como director de la Agencia Federal de Seguridad, junto a Miguel Nazar Haro, Francisco Sahagún Vaca, persiguieron, secuestraron, torturaron, asesinaron y exterminaron a organizaciones revolucionarias que se fueron a la clandestinidad por la cerrazón gubernamental frente a demandas sociales del campo y las ciudades.
Además de su implicación en el caso de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, esos son los genes que trae ese proyecto político de la señora carente de carisma y a ese mismo le arman montajes donde al estilo del morenismo, una masa anónima de acarreadas, lo cubre de melcocha, halagos sobre su guapura y lo bonito que dicen que es y sobre todo, que tenga el apoyo de su mentora, mientras que en la otra esquina de ese partido está el sujeto que encarna la muerte misma al ser el responsable directo de la muerte de miles de personas durante la pandemia del Covid-19.
A propósito de “caritas” que andan en la política, fíjense que acá en Sonora y particularmente en su capital hubo quienes apostaron a eso que consideraron ventaja en el perfil de un aspirante a puestos de elección popular, como fue el caso de Epifanio Salido Pavlovich, quien fuera llamado a demostrar que Javier Gándara Magaña era solo un mito por su ancestral aspiración de ser presidente municipal.
Pues de nada sirvió que por ejemplo en las manifestaciones ganaderas de la UGRS las morritas y las señoras se le tiraran al piso y le corearan consignas como las que le dedicaron al pariente de represores, porque, en la elección fue derrotado de forma contundente y su logro principal de su carrera electoral fue ser diputado local de representación proporcional.
De regreso al tema la rusticidad política del obradorato, eso y cosas peores merecemos los mexicanos por dejarnos engañar por esa bola de gandallas que se aprovecharon del hartazgo acumulado y con mentiras recrear la seducción electoral histórica en el 2018 que ahora tiene a este país en la confrontación, polarizado y perdido en las telarañas mentales del presidente.
Como diría la diputada Ernestina Castro Valenzuela, López Obrador no mintió para engañar a la mayoría del electorado, solo cambió de opinión y por eso no regresó al ejército a sus cuarteles; de no se talará un solo árbol, devastar miles de hectáreas de la selva para operar el Tren Maya; también cambió de opinión sobre su compromiso de respetar al Poder Judicial y a los medios de comunicación, así como no mintió cuando prometió bajar a 10 pesos el litro de gasolina, porque solo cambió de opinión.
También así fue el caso con su descentralización de la administración pública federal a los Estados, ya que al contrario, como ocurrió con la prestación de los servicios de salud que implicó el despojo a estados de toda la infraestructura hospitalaria a través del IMSS-Bienestar, además de no erradicar la corrupción gubernamental, fenómeno que se ha recrudecido en los últimos cinco años.
Complementa el fiasco cuatrero con una refinería dos bocas que no refina; un aeropuerto con limitada capacidad operativa, de servicios y convertido ya en un carísimo mal chiste, como ese de la creación de la Guardia Nacional que sería integrada y dirigida por civiles y que a fin de cuentas de poco o nada ha servido para deducir los índices de inseguridad cuyo saldo de homicidios dolosos ya llega a 170 mil.
En asuntos más técnicos, en menos de 1 quedó el crecimiento del 6 por ciento del Producto Interno Bruto; la reducción de la pobreza sigue siendo una ilusión y una realidad de que casi 50 millones de mexicanos quedaron sin servicios de salud al nacer el bodrio IMSS-INSABI, lo cual no ha resuelto IMSS-Bienestar.
Hay que reconocer los resultados de los programas sociales y la dispersión de millonarios recursos financieros entre personas de edad avanzada, jóvenes ninis y otros segmentos, sociales, pero que cada vez pintan menos en las economías familiares ante el acelerado proceso inflacionario.
En resumen, la 4T ha resultado un fiasco y el desengaño es palpable entre sectores de la sociedad que creyeron en un López Obrador prolijo en compromisos que no cumplió porque ya como presidente cambió de opinión e hizo todo lo contrario, pero no mintió pues.