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El punto de no retorno fue cruzado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuya realidad aparte, ese mundo paralelo exclusivo de él y su cofradía, le impide ser consciente de los sentimientos de la nación, su entorno, sus implicaciones y lo que representa su investidura.  

Luego de la masiva movilización del domingo en defensa de la democracia, no hubo una reacción propia de un presidente con visión de Estado, si no que profundizó en su mezquindad, su miseria como persona y su mala entraña negacionista, al no reconocer ni dar valor a nada que no alimente su insaciable ego e inagotable rencor.  

El gobierno de la Ciudad de México calculó entre 10 mil y 12 mil asistentes a la marcha, lo cual fue replicado por la nomenclatura de MORENA como palabra de Dios; el periódico oficialista La Jornada contó menos de ocho mil; el presidente consideró que fueron no más de 60 mil y hubo otros que dispararon su imaginación para calcular de 650 mil a 850 mil participantes y los más equilibrados sumaron de entre 150 mil a 250 mil personas.  

La verdad es que fue un mundo de gente a pesar de las marrullerías y argucias maquinadas desde la cima del poder para disuadir, desalentar e impedir atender a la convocatoria y a pesar de eso ahí está el abundante material videográfico que da fe de la masiva participación en la capital del país, con réplicas en un centenar de ciudades del país.  

Andrés Manuel López

Fueron muchos los miles que se manifestaron en contra de la tramposa y antidemocrática propuesta de reforma electoral y contrario a lo que pudiera pensarse, la civilidad fue invariable al no registrarse ni un solo incidente, ni un daño a particulares o a instalaciones públicas, dando cuenta solo un caso de provocación de parte de una diputada trans en Paseo de la Reforma, sin que pasara a mayores.  

Y también contrario a lo que pudiera pensarse, de parte del presidente la reacción fue negacionista, mezquina, retadora, de absoluta ausencia de reflexión y serenidad, sin apartarse un ápice del guion de los últimos días durante los cuales se dedicó a insultar a los eventuales manifestantes, a quienes calificó de rateros, deshonestos, racistas, hipócritas, corruptos, clasistas, aspiracionistas, ladinos, cretinos, fifís, conservadores y el resto de ese vocabulario presidencial tan dado al odio.  

Hay otros que se suman a la irracional embestida presidencial porque en la marcha dieron la cara varios impresentables de la política mexicana, quizás una docena, como si los miles merecieran ser descalificados por dicha presencia, quedando en evidencia que callan como momias ante el mosaico de impresentables que pululan entre los cuatreros, con similares o peores antecedentes, pero redimidos por ser incondicionales del presidente, y solo citaremos un ejemplo: Manuel Bartlett.  

Desde una perspectiva responsable, de estadista y un presidente que representa a todos los mexicanos, lo menos que debió ocurrir luego de las movilizaciones del domingo, es que López Obrador hubiera convocado al diálogo sobre el controvertido tema o mejor, retirar su propuesta de reforma e invitar a la integración de un equipo de trabajo plural y representativo para formular una nueva propuesta.  

Faltó Manuel Bartlett

Pero por supuesto que no y todo indica que viene el endurecimiento del gobierno frente al monumental reto ciudadano al tomar las calles y de ese tamaño será la contraofensiva, quedando como única esperanza, de que si para el gobierno no fue claro el mensaje, sí lo sea para los partidos políticos en cuyas representaciones en la Cámara de Diputados y de Senadores, estará la decisión final de aceptar o no aceptar que el sistema electoral mexicano sea estatizado; desaparezcan organismos y tribunales locales; se reduzca al mínimo la representación de las minorías, los congresos se integren mediante ventajosas condiciones del partido de estado y demás, que incluye la tramposa forma de seleccionar a quienes integren el organismo.  

Por supuesto que ante la exitosa convocatoria, era de esperarse el negacionismo del presidente y sus corifeos, por un lado, y por el otro, el triunfalismo de quienes representan el otro extremo de la geometría ideológica de este polarizado país, lo cual obligaría a redimensionar la urgente necesidad de encontrar ese punto medio, ese punto de equilibrio donde se puedan diluir esas fuerzas radicalizadas tan parecidas entre sí por retrógradas, para así, de esa conjunción dialéctica y choque de contrarios, se genere esa vía por donde transiten millones de mexicanos ajenos a extremismos y puedan anular la embestida conservadora de uno y otro bando.  

Como sea, más allá de la disputa por el número de asistentes, el hecho es que en las calles de las principales ciudades del país caminaron los sentimientos de la nación en el marco de una encrucijada histórica que debiera valorarse en su completa dimensión por diputados y senadores.  

En Hermosillo se registró una muy respetable conjunción de asistentes y de acuerdo a testimoniales, muchos, pero muchos de ellas y ellos, fueron de perfiles liberales, de izquierda y progresistas, con principios democráticos, así como ocurrió en otras ciudades del país y en la Ciudad de México, dejando sin sustancia la temeraria aseveración de que los conservadores fueron los dominantes.  

Jorge Taddei Bringas

Es más, ese espectro plural de la movilización de hermosillenses, supera con mucho aquella convocada para apoyar la candidatura de Vicente Fox a la presidencia, cuando el ahora super delegado Jorge Taddei Bringas, abanderó en Sonora la promoción del llamado voto útil al lado de lo más rancio del abolengo empresarial de esta región, colaboracionismo con la derecha al que se unió Guatimoc Iberry.  

Nos vino a la memoria dicho espectáculo en la Plaza de Zubeldía, toda vez que de dicho mitin también se generó la disputa sobre el número de asistentes, derivando en sesudos análisis de cuadriculados para determinar de qué tamaño resultó dicha convocatoria, como si en ello hubieran apostado la vida.  

Unos aseguran que fueron entre dos mil 500 y tres mil asistentes a la marcha en Hermosillo del domingo pasado, hay otros que consideran que fueron al menos cinco mil y en el Imparcial se escribió que fueron “algunas personas”, cuando las imágenes hablan por sí solas.  

Desde nuestra perspectiva, ejemplar el posicionamiento del gobernador Alfonso Durazo Montaño, quien de forma institucional, respetuosa de la libre expresión y manifestación de las ideas, mantuvo su remota postura de confrontación y descalificación que se promueve desde Palacio Nacional y que acá replican no pocos zalameros de la figura presidencial que pululan en redes sociales.  

Alfonso Durazo Montaño

Al parecer, el de Bavispe si tiene plena conciencia de que es el gobernador de todos los sonorenses y si bien de forma conceptual respalda las ocurrencias del presidente, no solo se mantiene alejado de confrontaciones, si no que procura la conjunción de intereses comunes de todos los sectores sociales, económicos y hasta políticos de la entidad, y esas son muy buenas noticias.  

Como decíamos en anterior despacho, eso de que el INE no se toca es relativo, ya que toda ley debe ser perfectible, que en el caso que nos ocupa, si bien luce bien eso de bajar costos con la reducción de posiciones plurinominales, las prerrogativas a partidos y el número de consejeros de dicho organismo, solo son el artículo gancho para vender el peligroso producto que representa la metodología para designar a quienes conducirán los procesos electorales; la centralización de dicha conducción con la eliminación de los llamados Ople’s y tribunales estatales y como colofón, la gran mentira de que se eliminan los plurinominales, cuando la realidad es que de acuerdo a la propuesta, la integración de los congresos locales será con puros de esos y así ocurrirá con el senado y la cámara de diputados.  

En fin, resulta irremediable que en los próximos días el gobierno de la 4T y López Obrador repliquen por lo ocurrido el domingo y tal réplica si duda será proporcional al golpe recibido y no hay que hacerse ilusiones respecto a que el presidente en verdad cree lo que dijo en la mañanera de forma tan ladina y mentirosa al minimizar la movilización; sabe que el reto fue formidable y de ese tamaño maquina su respuesta.  

Y mientras tanto, los de Movimiento Ciudadano en Sonora siguieron la fiesta iniciada desde el sábado pasado con los informes de las diputadas Rosa Elena Trujillo, Natalia Rivera, Ernesto de Lucas y Oscar Russo y culminada el domingo con el Picnic Naranja en el Parque Madero, donde durante varias horas se celebraron torneos de ajedrez, de box, Catán y FIFA; se presentaron siete bandas de música , exposiciones de baile y arte urbano.  

Fiesta naranja

Todo en un ambiente festivo y familiar, destacada la participación de emprendedores, una amplia oferta de comidas, que jalaron una asistencia de al menos 15 mil hermosillenses, en una organización impecable con la absoluta y puntual colaboración y apoyo del ayuntamiento de Hermosillo.  

Por cierto, de los informes presentados el sábado, nos quedó grabado u n concepto de Natalia Rivera respecto al derecho a la alegría, en algo así como que dicho derecho es la madre de todos los demás, en tanto que del Pato de Lucas, nos dejó eso de que la cuarta transformación que predica MORENA es más que nada la cuarta trasmutación, que más que transformar, solo trasmuta vicios del pasado.  

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