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Vive en Ciudad Obregón desde su nacimiento. Aquí tiene su trabajo y sus amistades. Sus padres son originarios del norte de Sinaloa, lugar a donde viajaba con frecuencia en su niñez. Su marido falleció hace 14 años como consecuencia de una afección renal secundaria a la diabetes. No tuvieron hijos. Su madre, también diabética, murió a consecuencia de un infarto hace un lustro. Su padre está confinado a una cama, producto de los excesos y de su avanzada edad. Arriba de ella hay tres hermanos, dos mujeres y un hombre, y por abajo, dos más: un hombre y una mujer; todos casados con sus propias familias. Dos de sus hermanas emigraron a los EUA hace varios años y ella viaja a verlas con relativa frecuencia. En la semana santa pasada hizo una de éstas visitas. La estancia se prolongó por espacio de tres semanas. En dicha ocasión una de sus hermanas le presentó a su vecino; nacido en México pero con más de 30 años de radicar al norte del rio bravo. El mes próximo ella dejará todo aquí y viajará de nuevo a la unión americana a contraer matrimonio con el vecino de su hermana. Ella no habla ni jota de inglés. Ella hoy tiene 39 años; su futuro esposo 76.

Dice un refrán popular: Las bodas nos recuerdan lo solos que estamos. Alberto Cortés, quién pasó a mejor vida el pasado mes de abril, nos cuenta en una de sus canciones:

La soledad es algo así

como buscar y no tener con quien estar…

es como andar sin conocer…

un vano intento de vivir

una sonrisa que una mueca me dejo…

ningún lugar donde dejar,

las hojas secas de la fe…

La soledad puede ser definida como un estado de aislamiento en el cual un individuo se encuentra solo, sin acompañamiento de nadie (una persona o animal de compañía).

Su etiología puede ser diversa: un estado elegido por el mismo individuo, el aislamiento impuesto por un determinado sector de la sociedad, el sentimiento secundario a la pérdida de seres queridos, secundaria a una enfermedad crónica, trastornos mentales y neurológicos o circunstancias situacionales, por ejemplo laborales. 

En mi práctica profesional he podido constatar los significativos efectos deletéreos de la soledad. Depresión y soledad, suelen caminar de la mano. Esta relación es importante tenerla en cuenta en vista que para la Organización Mundial de la Salud, la depresión la condición médica que más discapacidad genera en el mundo. La soledad puede desencadenar respuestas fisiológicas que aumentan los riesgos para la salud: se ha encontrado que se asocia con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular y enfermedad coronaria. Aumenta la concentración de los niveles de cortisol en el cuerpo, mismos que pueden causar ansiedad, depresión, problemas digestivos, enfermedades cardíacas, problemas de sueño y aumento de peso. Algunas evidencias inmunológicas han documentado relación entre la soledad y la presencia de una inmunidad celular deficiente. Los datos de estudios sobre la soledad y los hombres con VIH+ sugieren que la soledad aumenta la progresión de la enfermedad.

Los presos, quienes a menudo pasan mucho tiempo en soledad, empeoran su comportamiento. Se ha asociado con el desarrollo de un tipo de carácter esquizoide en el que uno puede ver el mundo de manera diferente (el yo en el exilio). A menudo influye negativamente en el aprendizaje y la memoria. Se asocia con alteración de los patrones de sueño lo que puede tener un impacto significativo en la capacidad de funcionar en la vida cotidiana.

Sin embargo, la soledad puede tener aspectos que distan de ser ubicados en el lado obscuro. Por ejemplo, los monjes la ven como una forma de iluminación espiritual. Psicólogos y psiquiatras recomiendan aprovechar y disfrutar de los ratos de soledad, debido a que nos permite descubrirnos y darnos cuenta de quiénes somos y qué queremos. La soledad también puede desempeñar un papel importante en el proceso creativo. Un individuo puede buscar soledad física para eliminar distracciones y concentrarse o meditar más fácilmente.

Para algunos, la soledad es inherente a la condición humana. Hermann Hesse, pensaba que la soledad es un camino hacia la sabiduría. Arthur Schopenhauer, sostenía que la soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes. Consideraba que la juventud debería poner empeño en aprender a soportar la soledad, pues es una fuente de felicidad y sosiego. Hoy, muchas personas nunca aprenden a soportar la soledad, pues huyen constantemente de ella. Erich Fromm decía al respecto: Nos hayamos continuamente huyendo de nosotros mismos, del encuentro con nosotros, porque siempre queremos tener algo en lugar de ser alguien

Friedrich Nietzche, quien sabía acerca del peligro de la soledad y de la experiencia del hogar interior como remedio contra ella, se preguntaba:¿Dónde puedo sentirme en mi hogar interior?. Porque la soledad existencial resulta ser un problema clínico con el que tengo que vérmelas con frecuencia, la lectura de Anselm Grün, un monge alemán benedictino me ha dado mucha luz sobre el tema. Para él, la clave está en distinguir entre estar solos y sentirnos solos: El misticismo nos dice que en nuestro interior hay un espacio en el que habita Dios, el misterio. En el fondo, solo podemos estar en casa allí donde vive el misterio. Cuando estoy en contacto con este espacio interior de sosiego, estoy conmigo mismo, en mi hogar y la soledad se transforma.

Partiendo de todo lo anterior, me asaltan algunas dudas: ¿Requerirá Ella ir a los EUA a casarse con Él? ¿Por qué lo hará? ¿Para qué lo hará? ¿Quién terminará imponiéndose, Lope de Vega (A mis soledades voy,/de mis soledades vengo,/porque para andar conmigo/me bastan mis pensamientos) o la novelista española Carmen Martín Gaite (La soledad se admira y desea cuando no se sufre, pero la necesidad humana de compartir resulta contundente)?.

Salud y paz.

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